Antes que comenzar a hablar del notable concierto del canadiense Caribou en Madrid hay que lamentarse con lo de perderse a Eladio y los Seres Queridos como teloneros. A veces los horarios no quedan lo suficientemente claros (si no recuerdo mal leí un apertura de puertas 21:30 y inicio actuaciones 22:30). La próxima vez será…
Con el tiempo justo para Caribou dimos cuenta de que el Círculo de Bellas Artes, en su sala de Columnas, no respiraba el agobio que si se respiraba en Primavera Club. Un detalle que puede parecer poco importante, pero que al final hace que no tengas que ver el concierto desde zonas de baja calidad de sonido. Creo que debido a eso y a una buena sonorización, el C.B.A. funcionó a las mil maravillas para el evento. Porque lo de tener este mismo concierto en Costello, como se había pensado, era una autentica locura desde que lo vimos anunciado. Doblemente si vemos que tras la banda tenían unas sicodélicas proyecciones.
El show se centró en presentar «Swim», claro, pero podemos decir que el repertorio elegido fue clave en que el devenir del concierto fuera tan perfectamente rodado. Los inicios pausados del set estuvieron sensacionalmente elegidos, con Daniel Snaith ejerciendo de líder del combo, lanzando samples, cantando y hasta tocando percusión. Una vez fue atando cabos con su repertorio menos bailable, les quitó las correas al resto y les dejó hacer, sobre todo siguiendo un plan de escalada de ritmo.
Así, tras haber visitado alegremente temas nuevos como «Kaili» o conocidos cómo «Melody Day», se dedicó a sacar el mejor provecho de la batería con «Hannibal» o del bajo con «Jamelia», no sin dejar pasajes ambientales previos como «Lalibela». El final de set con «Odessa» fue el estallido final que todos esperaban, recordando incluso a los dos concierto que Holy Fuck dieron hace unas semanas en idéntico entorno.
Daniel parece un tío muy listo, y en escena sabe cuando apartarse para dejar ver su sensacional baterista. Igualmente parece que supo medir el orden del repertorio para causar el efecto esperado de abajo a arriba, cosa que terminó de convencer a todos en un único bis, compuesto por un alargado «Sun», plagado de trucos de pista de baile que volvieron completamente loco al público madrileño.