Por fin los Biffy Clyro por España en sala, todos sentíamos que ya era hora (como bien lo expresaría Juan de Nothink). La pena de la cita bilbaína era que al ser un jueves y en principio tres grupos a buen seguro que unos cuantos se quedaron en casa. El caso es que al final los Blakfish no tocaron. Un caso bastante surrealista ya que la banda viajó a Bilbao y uno de sus miembros decidió comunicar al resto que dejaba la banda poco antes de celebrarse el concierto. De todo esto nos enteramos luego (aunque al parecer había un cartel en taquilla que algunos, al entrar directamente, no vimos).
El caso es que salieron Nothink y pensamos que simplemente se había invertido el orden, ya que los madrileños debían tocar segundos. Triunfaron, más que nada porque sus anteriores visitas a la capital han tocado para audiencias mucho más reducidas y era esta una buena oportunidad para ganarse al público bilbaíno. Alternaron algunos temas nuevos con los de su segundo disco, «Spotlights» y así fueron cayendo «Enemy’s Meeting Point», «Polaroids», «The Skyline» (que brilló especialmente por su tono más melódico), «Kill! Kill! Genocide», «Welcome to the Hill Valley» y «Mexican Believer». Los viejos temas sonaron bien pero, aún con la potencia de la sala, no tan bien como les hemos visto en salas más pequeñas. Los nuevos temas agradaron pero no calaron a primera escucha, ya veremos que pasa.
Juan se mostró comunicativo y agradecido a la audiencia por la campaña de facebook que les pedía como teloneros de la gira de Biffy Clyro y en general, se dio la bonita circunstancia de que hicieron un setlist más que decente en duración y nadie parecía estar esperando a que salieran del escenario. Por mi parte sigo pensando que el cantante necesita un apoyo a los coros, lo que le permitiría recrear mejor algunas de las canciones que tocan y rescatar otras. Sobre esto de los apoyos vocales les darían después una buena lección los escoceses.
En fin, que tras ver los muchos y muy profesionales ajustes técnicos y pruebas de sonido que se vinieron llevando a cabo después ya nos imaginábamos que no iban a ser precisamente Blakfish los que salieran al escenario sino Biffy Clyro. Y lo hicieron fuerte con la rudeza de «That Golden Rule», acentuada su visceralidad en directo. Sin apenas descanso llegó el carismático inicio de «Living is a problem…» con sus golpes rítmicos y sus coros y ya se veía que el trío salía a matar y le daba igual no poder recrear en directo los teclados y orquestaciones varias que adornan sus canciones de última generación que por otro lado, dominarían dramáticamente su setlist. Con «Glitter & Trauma» tuvimos tres de tres, tres singles seguidos de sus últimos tres discos y además de los potentes. Los fans no tan nuevos nos dimos una pequeña alegría.
El ritmo bajó con «9/15ths» y su repetitiva llamada de socorro «we’re on a hillslide, help us, help us» y seguimos viendo que suplían la épica operística con guitarrazos y coros propios. Y es que da gusto ver como, pese a que Simon Neil se deja la garganta sufriendo en ocasiones, bajista y batería no sólo hacen coros sino algunas partes vocales bastante decisivas sin las cuales la cosa bajaría mucho. La festiva «Who’s Got A Match» fue tranquilamente un momento de la noche y de lo más coreado. Tanto que el vocalista bajó al público con el micrófono poniendo así la nota discordante a una actitud que no sé si definir como tímida o distante ya que no pasaron apenas del «gracias» y el «buenas noches».
Tras el emotivo desenchufe de «God & Satan», llegó «The Captain», para mi el gran momento del concierto por varias razones. Primero porque es un gran single, segundo porque fue tal vez el punto donde más me sorprendió que pudieran hacer una versión tan buena con sólo bajo, guitarra y batería. Y tercero, la componente irracional, es que fue bastante emotiva, tal vez por el optimista y coreable tono de la canción. Y una vez alcanzado el clímax hubo momentos para la diversión con el ritmo casiotone de «Born on a Horse» y la rabia gritona de «There’s No Such Thing as a Jaggy Snake». Esta última agradó a unos cuantos y dejó descolocados a una mayoría. Para ser honestos, no pega mucho con el resto del setlist cuando podrían haber echado mano de temas antiguos que hubieran hilado mucho mejor.
Prescindible en disco, «Many of Horror» creció en directo aunque en nada quedó frente a la juguetona «A Whole Child Ago», otro momento álgido proveniente de «Puzzle». «Get Fucked Stud» mantuvo el tirón y con la estampida épica de «Whorses» pretendieron despedirse, aunque lógicamente no cabía en cabeza de nadie hacerlo sin tocar las evidentes «Mountains» o «Saturday Superhouse». Así que volvieron con la urgencia triunfante de «Cloud of Stink», uno de los momentos que más trabajo dieron a la garganta de Simon. La preciosa balada «Machines» puso el marco idóneo para abordar la carismática «Mountains», que pese a sonar muy bien tampoco eclipsó la versión de estudio del que es posiblemente su más redondo single.
Lo peor es que así se fueron y no volvieron más. Y no sólo no hubo «57», «Erradicate the Doubt» o «My Recovery Injection», sino que ni siquiera singles de Puzzle como «Saturday Superhouse» o «Semi-mental» o una tan apta para el directo «Love has a diameter». Y ese es el único pero que podemos ponerle al concierto de Biffy Clyro que no alarguen un poco más la duración para introducir algún tema más, puesto que tienen hits a decenas. Más aún cuando era la primera vez que pasaban por España sin estar a la sombra de nadie. Y es que si no hubieran puesto la música estoy convencido que se hubiera forzado un segundo bis.
Por lo demás, hoy por hoy los escoceses me parecen un ejemplo a seguir. Una banda que ha descubierto un amplio rango de melodías y condimentos para su música pero que en directo es fiel a su concepto de power trio y no sólo hace lo que puede sino que consigue crear versiones rotundas e intachables, auténtico ejemplo de lo que debería ser la diferencia bien entendida entre el disco y el directo. Y además un concierto al más puro estilo punk, canción tras canción sin discursos, bien por ellos.