Por fin la enorme banda en la que paso a paso se ha ido convirtiendo Berri Txarrak sabe lo que es venir a Madrid sin esconderse y sin temer por la integridad de su concierto. Parece que después de todo, conseguimos ir evolucionando más de lo que creíamos en este país y en esta ciudad.
La sala Penélope ya conseguía buena entrada nada más comenzaban los teloneros. Claro que hablamos de Nothink, una banda que parece dispuesta a arrasar definitivamente con su próximo disco, a grabar en Seattle. Son una banda que con cada directo van ganando enteros como pocas, como muestra la labor cada vez más elaborada a las baquetas y la de Juan ejerciendo de torbellino escénico.
Los temas de siempre («Enemy’s Meeting Point», «Kill! Kill! Genocide!»,…) funcionaron. Queremos ver ya si hay digna continuación de «Spotlights», que no es fácil, y si este trío continúa yendo a más.
Como a más siguen yendo los navarros Berri Txarrak con su nuevo disco, Payola. Evidentemente, no estamos hablando de su mejor disco, pero el paso a Roadrunner es un revulsivo más que evidente en la popularidad del grupo. La realidad es que ni la marcha de Rubio ni este disco inferior en cuanto a variedad y riqueza melódica han conseguido medrar ni lo más mínimo su popularidad «Dortoken Mendean», «Maravillas» o «Folklore» resuelven bien, pero no son todo lo arrebatadoras como lo son los clásicos «Zertaraku Amestu», «Jaio. Musika. Hil « o «Espero Zaitzaket». Si acaso, nos quedamos mas con el estribillo muy Queens Of The Stone Age de «Payola», que como en el disco aportó algo mas de melodía.
Aún así, los temas bandera terminan siendo la powerpop «Oreka» (curiosamente coreada) junto a la habitual catarsis que es «Denak ez du Balio», en un final atropellado probablemente por exigencias de la sala. No hubo «Bisai Berriak» ni «Oihu» esta vez, pero tuvimos una versión del «Special K» de Placebo de lo mas ruda.