Otra vez más en la sala Heineken que a base de pagarme entradas, yo creo que ya puedo reclamar una parcelita con vistas al escenario, para ver otra vez más a uno de los clásicos conciertos de la escena madrileña, los Backyard Babies, que hasta que me pague con mi dinero las entradas y no me envíen de corresponsal de guerra a otros conciertos, pues creo que tendréis que aguantar, porque para uno es un gustazo después de los ocho años que llevo siguiéndolos, ver que cada vez están más hechos un asco y lo bien que se conserva uno, es como poco reconfortante.
En esta ocasión e igual que en el 2001 me valieron para descubrir a un pedazo de banda de directo como los Danko Jones, hay que reconocerle a los Backyard que también le echaron Ko Jones de otro tipo para llevarse de telonero a un pedazo banda como los Supagroup. Si digo la verdad a mi todo esto del hard-rock me entra por un oído a la misma velocidad que me sale por el derecho y con lo que había escuchado de los Supagroup antes del concierto me había pasado ídem. Pero es que ante el pedazo de clinic de lo que es cantar, tocar el bajo, la guitarra y la batería, todo esto con un derroche de actitud y aptitud no le queda a uno nada más que quitarse el sombrero. Desde que sonaron los primeros acordes de “Ready to go” hasta que acabaron con “It’s good to be back” el concierto no decayó en ningún momento, con momentos para el estajanovismo completamente de agradecer, yo que no soy de esas cosas, del batería Michael Bruegel o del guitarra solista Benji Lee. Por que este no es que tocara la guitarra como una máquina, es que si se la quitas te gana cualquier concurso de “guitar air” de calle, eso si no le fichan de extra en Humor Amarillo.
Si encima le unes la facilidad para cantar y la potencia de voz del otro Lee, Chris y la sobriedad de Leif Swift, pues para que quieres más, encima con unos tíos simpáticos a más no poder, con sus latas de “Mahou” que no soltaron en todo el concierto (¿Sabrían que estaban en la Sala Heineken?) y que se quedaron a hablar con el público después del concierto, a parte de tirarnos más camisetas, baquetas, púas y pegatinas que en la Feria de San Isidro. Yo ya es que me partía cuando la gente les pidió una versión de “It’s so easy” de los G&R, viendo al bueno de Chris como imitaba los movimientos de serpiente de AXL o cuando hacia sana burla de los gestos de su hermano. Temas hechos para el directo como “It takes balls” o “One for the money”, exaltación de la pura juerga, a lo largo de los cincuenta minutos de concierto, por una banda que son una fiesta, y que fijo, que al que los vea, no le van a dejar mal sabor de boca.
Y después de la fiesta, llegaron los Backyard, que si digo que a estas alturas sorprenden pues mentiría como un cosaco. El típico progresivo despelote de Nicke y Dregen, las típicas poses de una banda que ellos ya tienen perfectamente asumido que no van a hacer nada mejor que el Total 13, porque si no, ya me contareis como de los discos anteriores al actual metieron de todos los demás, “Tree wise monkeys”, “Star War”, “Brand New Hate” y “Minus Celsius” (cierre) y del Total 13, se tocaron “Getto you” (apertura), “Look at you”, “Highlights”, “U.F.O. Romeo” y “Make me madman”. Y el caso es que fue casi en los “clásicos” donde peor sonaron dejando hacer al público, que vaya ustedes a saber porque a estas alturas, ya nos sabíamos las letras. Así que la novedad era escuchar como sonaban los temas del nuevo disco en directo, y el caso es que sonaron incluso mejor que el material antiguo, no se si por las mayores ganas de agradar con lo nuevo o la dejadez con lo antiguo. Del “PeopleLikePeopleLike…” tocaron los siete primeros temas del álbum, curioso, porque era como decir que a partir de la séptima no escuches más, y curioso porque nuevamente Dregen volvió a cantar mejor que Nicke y desde “The Mess Age”, el single, pasando por la “bonjoviana” “Roads”, la pegadiza “Dysfuntion Profesional”, la un poco tonta “PeopleLikePeopleLike …”, la dedicada a las “señorrrrritas” “Cockblocker blues”, “Bltzkrieg loveshock”, “We go a long way back”, sonaron todas con mucha pegada en directo, como nos tienen acostumbrados los Backyard, que otra cosa no será pero tablas les sobran.
Lo único y como siempre, una hora y diez minutos supieron a poquísimo dejándose temas inexcusables como “The Clash” o la canción que deberían usar para abrir todos los conciertos “Everybody ready”, pero es que ya saben que tienen una parroquia consolidada y los que estábamos ayer íbamos a repetir. Y como les debió dar envidia y estos no llevaban camisetas para tirar, fueron unas latas de “Mahou” las que nos tiraron y amago de tirarnos el reloj que al final fue que no.
En definitiva, que a parte de la mala promoción que le hicieron los grupos a la “Heineken” y los 22 euros de la entrada, muy buena noche de rock’n’roll en el que estuvieron incluso mejor los Supagroup que los Backyard, sobre todo por las muchas ganas que le echaron, pero una constatación del hecho de que hasta la fecha no puede decirse que los Backyard hayan defraudado al respetable, porque son una garantía de vivir auténticos directos.