Ponerse a hacer una introducción de quienes son y de donde vienen Audioslave es un poco tontería, pero para los despistados decir que es la superbanda formada por ex-miembros de los míticos Rage Against The Machine, Tom Morello (guitarra), Tim Commerford (bajo) y Brad Wilk (batería) junto a Chris Cornell, de los no menos míticos Soundgarden o Temple of the Dog. El 2002 fue el lanzamiento de su álbum de debut, que por ser el disco de quienes era, decepcionó en general a la parroquia, aunque sin duda fue uno de los mejores álbumes del año. La banda parecía que se había constituido como una especie de adaptación de los parámetros en los que se movían los RATM (riff molón–estribillo-consigna) a las cualidades vocales del Sr. Cornell. Así en su primer álbum abundaban los cortes de ese estilo como Cochise, Set It Off, Gasoline, Show Me How To Live… aunque para el que escribe, la banda tomaba más consistencia en los cortes en los que primaba la voz de Cornell, como Like A Stone, I Am The Highway o Shadow Of The Sun. Así llegaba el 2005, en el que mucho ya no daban un duro por la banda, y lanzaban su segundo L.P., el fenomenal Out Of Exile, con canciones mucho más trabajadas, en donde definitivamente la voz de Cornell es lo primordial, rindiendo tributo a su adorado Robert Plant en cada corte, aunque incluyendo cortes a la usanza de su primer álbum como Man Or Animal o Drown Me Slowly, pero destacando sobre todo en las melodías de grandes temas como Out of Exile, Be Yourself, Heavens Dead, Number 1 Zero …, que sin duda habrá dejado muy satisfechos a los seguidores de Cornell, pero un tanto decepcionados a los seguidores de los RATM. El disco para mi, de lo mejor del año en dura competencia con el de QOTSA.
Con semejante banda en escena, ha sido de las veces que menos me ha costado pagar los 37 euros de la entrada, a pesar de la semi-decepción que constituyó su actuación en el Festimad de hace tres años, y a pesar de las críticas que habían recibido por incluir en su set list actual temas de sus anteriores bandas. Pero era impagable el ver como se desenvolvía Chris con los temas de los RATM con De La Rocha.
El caso también fue, que un par de semanas antes ya se anunció como teloneros de lujo a los españoles, Skizoo, otra superbanda formada por miembros de los muy Soundgarden, El Fantástico Hombre Bala, de Sôber, XXL y Saratoga, que se está abriendo paso a marchas forzadas, hasta llevando varias días en la lista de singles más vendido de AFYVE, a base de aparecer sospechosamente en el cartel del primer día en Festimad y ahora de teloneros de Audioslave. A pesar de ello, buena es la promoción cuando vale para sacar adelante a una banda de la indudable calidad como Skizoo. El set list que desplegaron de más de media hora valió para interpretar su único disco hasta el momento, demostrando que tienen unas tablas tremendas en el escenario, con Morti (voz) en su papel de eskizoo-ide, sobrado de voz, imponiéndose claramente al resto de sus compañeros pero con el descubrimiento de Dani Criado, al bajo, alucinante la manera de mover sus dedos en las seis cuerdas, que va camino de convertirse en el mejor bajista español, con permiso de Pepe Bao. En el haber de la banda, apuntar exactamente el mismo problema del disco, buenos temas, si, pero sonando todos excesivamente en la misma línea. Es el problema que tiene, el tratar de sonar bien a oídos del gran público. Cerraron como era lógico con la aclamada, Renuncia al sol, con Morti cantando a capella a su micrófono forrado de moscas de plástico aquello de “me reconforta ser un idiota”. A mi también y estupendo aperitivo para lo que venía después.
Como debería hacer toda banda que se precia y puntuales como un reloj (lo que se agradece después de la masacre de Festimad de este año), salieron a escena los Audioslave. Desde el momento en que la música se puso a sonar y Cornell empezó a cantar Your Time Has Come, estaba ya claro que este concierto no iba a tener nada que ver con el de Festimad, por la propia banda y por la conexión con un público mucho más específico para la banda que un festival. La primera parte del concierto me la pase flipando con la manera de tocar el bajo de Tim Commerford, pura fuerza, aunque supongo que la mayoría lo haría con el perfecto sonido que desplegó Tom Morello con su «Soul Power» y las chicas, con el cuarentón Cornell, luciendo sonrisa profiden, camiseta ajustada, ojos azules tan claros que parecían blancos y voz como en sus mejores tiempos … cuando cumpla cuarenta quiero estar como este hombre… El set list se centró sobre todo en plasmar la fuerza de los temas más RATM de su primer disco, que ayudaban a mantener un ritmo muy alto en el concierto, tocando sólo cinco temas del aún demasiado reciente Out of Exile.
Pero la curiosidad de la noche venia por ver como sonarían la parte RATM en las canciones de Soundgarden y como lo haría Cornell tratando de emular a De La Rocha. Decir que para mi, el partido lo gano clarísimamente Cornell. Los Ex-RATM sonaban raros con Spoonman y mucho mejor en Outshined, mientras que Cornell prácticamente lo tenia hecho con Sleep Now In The Fire, precedida por una monumental intro de Bulls On Parade, y ya no decir en el mejor momento del concierto con Killing In The Name, que empequeñeció lo que fue el final del concierto con Cochise. ¿Alguien tenía dudas de que lo de Cornell era infinitamente más meritorio que lo de De La Rocha? Pues después de escuchar ese Killing In The Name por Cornell, si alguien las tenía se las quitaron de un plumazo.
Esta vez si que la voz de Chris Cornell dio perfectamente la talla, en el inicio la voz algo tapada por la música, pero para eso, cuando aparecieron para los bises, animados por un Oe, Oe, Oe del público, que le cayó en gracia al bueno de Cornell, que nos acompañó con la guitarra, metieron un set acústico, con telón de fondo con estrellas luminosas, con Black Hole Sun de los Soundgarden (que la verdad que en acústico, se me hizo un poco larga), Call Me a Dog de Temple of The Dog, para unir con I Am The Highway, en la que al final ya empalmaron saliendo el resto de los músicos. Es indescriptible como sonó la voz de Chris en ese momento y como su sola presencia en el escenario, llenaba el mismo. Y como otra muestra de su absoluta entrega, recordarle también moviéndose en círculos alocadamente en el final de Shadow on the sun. ¿Quién dijo que Cornell era un soso?
De lo demás poco más se puede decir, con temas que aunque ya he dicho que a mi no me llenan especialmente en disco como Set It Off, Gasoline, Show Me How To Live o la misma Cochise, en directo cobran todo su sentido, con momentos para el relajo, como Like A Stone, Doesn’t Remind Me, todo el set acústico… vamos, un set absolutamente bien estudiado y planificado, en el que los temas de Audioslave, no desmerecen para nada con los temas de Soundgarden o RATM, que llevo al éxtasis a los asistentes a lo largo de la hora y cincuenta minutos que duró, el pedazo de concierto que nos ofrecieron estos magníficos músicos (y eso que yo pensaba que iban a tocar poco más de una hora… a trincar la pasta y salir corriendo… diez latigazos me doy para expiar mi culpa… nunca más volverás a desconfiar de Cornell y los suyos).
Además también tengo que pedir disculpas a Tom Morello (que además cumplía años, como nos indico Cornell, para completar la fiesta), por quejarme de su guitarra en el nuevo disco de la banda. Si en Out Of Exile, sus solos en temas como Drown Me Slowly o Man Or Animal me parecen de lo más prescindible, en directo, es increíble el sonido que le saca este hombre a sus guitarras, y sus solos no chirrían para nada en ningún momento, siendo tan o más espectaculares que la propia presencia y la voz de Cornell. Y Commerford ya lo sabía yo de otras veces, de tapado, como siempre, pero en otra banda en la que no estuvieran las dos estrellas que son Chris y Tom, ejercería de Flea sin ningún tipo de problema. Mención también para Brad Wilk, mucho menos perceptible que el resto de sus compañeros, pero sin ningún tipo de resquicio toda la noche.
Caras de felicidad a la salida, como he visto pocas veces en un concierto de rock, la gente comentando y alucinando con el concierto que acabábamos de vivir… me quedó con el de mi hermana pequeña, diciendo que anda que no se no notaba cuando había una banda de verdad encima del escenario… cuarenta euros costo Festimad y treinta y siete este por ver a una sola banda, pero el que escribe, después de la experiencia vivida en ambos conciertos en menos de tres días, no hubiera dado ni un euro por ver Festimad en las condiciones en las que los vio y más de cien por no haberme perdido el monumental concierto de Audioslave en La Riviera.