También desplazados del Departamento 06 a otra sala más convencional, los Atomic Bitchwax nos visitaban entre semana para descargar su repertorio de stoner rock con toques de blues y mucho de punk-rock, alimentado por su formación de power trio. Había recalado la cosa en el impropio para este tipo de conciertos, Cotton Club. Quién sabe si fue la situación tan céntrica del local o el público ya curtido en el rock n roll que arrastran los Atomic Bitchwax, pero el garito se llenó hasta la bandera y la edad media del público era bastante elevada. Siempre es bueno ver que hay quién resiste en esto de los conciertos.
Total que al final sin teloneros, ya que los anunciados John Merrick se cayeron por problemas de forma de su cantante, el trío salió a escena dispuesto a rockear y vaya si lo hizo. Tan arrollador sonó su hard-psicodelia desértica que pronto empezaron los problemas con la sala. Les pidieron bajar el sonido y no hicieron mucho caso hasta que por fin y seguramente atónitos ante la petición se lo comunicaron al público que lógicamente se envalentonó pidiendo más volumen aún. Y no es que su volumen fuera una cosa atronadora -entendiendo por atronador cuando molesta al oído o se forma una bola que impide disfrutar de las canciones- pero desde luego potentes sonaban, resaltando lo grandes instrumentistas que son, tanto que se eclipsan entre sí haciendo que lo suyo parezca algo habitual.
No nos vamos a engañar, no estoy muy familiarizado con el repertorio de los Bitchwax, menos aún el antiguo, pero sonaron bien tanto cuando se dedicaron a recrear blues-rock acelerado de compleja ejecución (Super Computer) como en los momentos más melódicos, a destacar aquí el ¿stoner-folk? de «Revival» digno de los mejores momentos compositivos de Josh Homme. A los mismos Kyuss nos recordaron por cierto en más de una ocasión. Algo que sorprendió gratamente fue el complemento vocal que bajista y guitarrista ejercían entre sí, sin duda un gran arma que ayuda a hacer ganadora su apuesta de trío.
En fin, que según avanzó el concierto ya pudimos ver que la banda pasaba totalmente de bajar el volumen y hay que agradecer al dueño del local que no cortase el concierto. Eso si, el concierto, pese a que incluyó bis se nos hizo muy cortos. No es que ellos tocaran excesivamente poco, es que el papel del telonero está muy infravalorado y cuando falta nos acordamos. Sobre The Atomic Bitchwax sólo podemos decir que cuando saquen su disco «5» se hagan de nuevo unos kilómetros hasta Bilbao.