Siempre son de agradecer iniciativas que por una u otra razón, acerquen la cultura musical a la calle. En este caso, el marco era muy peculiar, la Plaza del Corazón de María en San Francisco (el barrio bilbaino, poco que ver con el glamour angelino). Y la acción estaba destinada a reivindicar un centro cultural local, con lo cual se redondeaba lo idóneo del acto.
Salieron primero Maha, curiosa formación con ambientación western y base en los sonidos folk, bluegrass y swing que se enmarcan en ese imaginario de la América más polvorienta. La banda jugó mucho con la componente circense y un cantante y frontman que hacía las veces de charlatán de la época vendiendo el remedio milagroso del Dr. Maha. Es una puesta en escena curiosa pero ocupó minutaje excesivo poniendo tal vez de manifiesto que musicalmente no dan tanto de sí. En cualquier caso son una formación peculiar y como tal, seguramente tengan un sitio en la escena local.
Después vendrían los incombustibles Atom Rhumba y la cosa se pondría más seria, en cuanto a contundente rock n roll se refiere. La banda salió con las pilas cargadas, a destacar la entregada actitud de Joseba Irazoki a la guitarra, el siempre carismático Cabezafuego al bajo y por supuesto la garganta de Rober! Cada vez que les veo me sigue pareciendo increible tener a una banda de rock de este calado en Bilbao, con tantos años a sus espaldas y que sigan más o menos en el mismo nivel de apreciación que siempre.
Entre esta situación y lo lúdico y festivo de la situación, la realidad fue que mientras la banda iba soltando todos esos pelotazos de puzzle rockero con piezas de psicodelia, punk, blues, y soul, el público estaba muy disperso y parlanchín. Cabezafuego rompió la regla citada por Rober! de no hablar entre las canciones, enviando contundentemente a su casa a quienes van a los conciertos a parlotear. Algo que suscitó todo tipo de reacciones, pero que finalmente no alteró la situación.
Razón no le faltaba, pero no obstante pudimos disfrutar de otro gran concierto en que se alternaba el soul power de «Stella», el groove-rock de «The Secret Tongue Dance Society», «Come On Declare» o «Cynic Skin» y la psicodelia de «Istingabeko Mutikoa» con grandes hits de anteriores discos como «Body Clock» o «Gone». Apreciamos más que nunca el gran protagonismo que el saxofón tiene en la banda hoy en día, no como puntual adorno, sino como un instrumento más, integrado en esa mezcla tan lograda de estilos que les pone en el olimpo del rock nacional. Y es que lo único malo de un directo de Atom Rhumba, es que no sabes si bailar o quedarte absorto mirando lo que hacen sobre el escenario.