Tarde-noche de un lunes no era un buen día para ir a un concierto, pero el cartel y la localización tenían su atractivo: los alemanes Lacrimas Profundere y los fineses Apocalyptica y un local muy acorde con la música de los cuatro chelistas de Apocalyptica: la discoteca pero antiguo teatro, Joy Eslava.
Como era de suponer se colgó el cartel de no hay entradas, pero no toda la sala estuvimos viendo a Lacrimas Profundere. Comenzaron con algún problema de sonido (la guitarra destacaba demasiado) pero el grupo finalmente acabó sonando muy compacto. El inicio del concierto fue lo mejor, con los dos temas que abren el último disco, “My Velvet Little Darkness” y “Agains Its Over”, pero el nulo carisma de Christopher a la voz, las escasas tablas en el escenario de la banda, a pesar de algún intento de animar al público, pero sobre todo la excesiva linealidad del repertorio y canciones, acabaron haciendo que mirara insistentemente la hora. Muy larga se me hizo una actuación de apenas cuarenta y cinco minutos.
Afortunadamente no hubo que esperar mucho para el plato fuerte de la noche, porque batería y atrezzo ya estaban montados. Muy bonitos juegos de luces, con la batería situada en alto en segundo plano y cuatro sillones con respaldos en forma de calaveras. Aquello ya fue un clamor desde que Eicca Toppinen y Perttu Kivilaakso aparecieron en el escenario, verdaderos motores visuales de la actuación. “Worlds Collide” tema que da nombre al último trabajo, fue el tema elegido para abrir la actuación. Si en disco Apocalyptica llegan a resultar hasta cierto punto rayantes, es en directo cuando la música de estos cuatro chelistas adquiere perfecto sentido. Hasta los temas más mediocres del último álbum en directo adquieren una fuerza apabullante. “Refuse/Resist” y “Fight Fire With Fire” mantuvieron el nivel de la actuación. Quedaba por desvelar como suplirían la voces de temas como “I’m Not Jesus”. Eicca hizo referencia a que Corey Taylor lógicamente no había venido. Simplemente tocaron la música del tema. Personalmente, para uno que ha vivido despropósitos como, por ejemplo, el de Within Temptation con “What Have You Done?”, usando el playback para suplir la voz de Keith Kaputo, le parece la mejor solución del mundo el simplemente suprimir las voces, cuando la música suple perfectamente las mismas. Sin embargo hay que reconocer que “S.O.S. (Anything But Love)” sin Cristina Scabbia (esa si que se podía haber vuelto a pasar por Joy Slava), fue una sosez enorme.
Sin embargo cuando aquello llego al culmen, fue con versiones de Metallica como “Seek And Destroy” o “Enter Sandman”. A alguno le molestó que la gente cantara/tarareara las letras pero eso era inevitable. Mientras Eicca y Perttu, impresionantes ambos en el aspecto estético del concierto, nos deleitaban con ejercicios gimnásticos. ¿Vendrán los finlandeses con alguna vértebra de menos en el cuello?, porque aquello era simplemente impresionante, tanto como gracioso fue que a Perttu se le viera la parte superior de la raja del culo en más de una ocasión. Hasta aquello fue un bullidero con un tema tan standard como “Bittersweet” e impresionante fue el final del concierto (aquí si que no se echo para nada de menos las voces de Nina Hagen/Till Lindemann) con la versión de Rammstein, “Seeman”, aunque yo me quedo como tema a recordar especialmente con “Hall Of The Mountain King”.
Impresionante y atípico concierto, porque no siempre (más bien nunca), tiene uno la oportunidad de escuchar a cuatro chelos en un escenario y lo que más sorprende con un nivel musical y de solvencia en el escenario, se puede decir que hasta por encima de las bandas clásicas de metal o rock. De Perttu y Eicca ya he hablado, pero no quiero cerrar la crónica sin mencionar la excepcional bateria de Mikko Siren, al “hombre de escayola”, Antero Manninem, prácticamente estático, por mucho que sacara un chelo iluminado echando humo, pero claramente el mejor a nivel técnico del grupo, y a Paavo Lötjönen, tapado por Perttu y Eicca, pero que en cualquier otra banda podría reclamar un papel mucho más protagonista.
Si este año ya asistí a conciertos como los de In Extremo o Corvus Corax, para salir de la rutina de los típicos grupos de rock, lo de Apocalyptica sin lugar a dudas ha sido una experiencia tan completamente necesaria, que no tengo ninguna duda de recomendar a cualquier tipo de persona, sea cual sea su filiación musical. Sólo hay una palabra para definir el concierto: impresionante.