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Viet Cong – Viet Cong

Viet Cong - Viet Cong portada
Jagjaguwar, 2015
Productor: Scott Munro, Graham Walsh, Matthew Flegel
Banda: Daniel Christiansen, Matthew Flegel, Scott Munro, Michael Wallace

Géneros: , ,

6.4

Mucho ruido y pocas nueces. Este podría ser el caso de Viet Cong, formación de post-punk que ha estado en boca de todos la última temporada. En realidad sólo de unos pocos, pero esos son los que dictan las modas. Es fácil que cualquiera escuche este «Viet Cong» y algo no le cuadre. Vale que hasta Swans sean ya hoy una moda, pero nadie se cree que esta mezcolanza ruidosa lo pete en los charts, ni aunque sea en los del indie.

Hasta el corte 5 no se desvelará la incógnita y es que este debut ha sido tramposamente adelantado por hits como «Continental Shelf», donde se mezclan Interpol con los Pixies más pop y el ruido da paso a una épica casi digna de Arcade Fire. Y la que le sigue, «Silhouettes», otro de esos guiños bailarines a Joy Division que casi se queda más en Editors. Muy buena la primera, correcta la segunda, el caso es que estaríamos ante una estrategia de marketing digna de aplauso si el resto del disco, la parte experimental, tuviera verdadera enjundia.

Y es que el ruido de Viet Cong suena impactante, colorista y dinámico. Pero también a fórmula, a ejercicio aritmético, a experimentación impostada. Lo hemos cogido chicos, os gusta el rock industrial, el post-punk, el kraut-rock, el drone, la new-wave y el shoegaze. Para el próximo disco, coged todo eso y haceos unas canciones. Un comienzo podría ser crear canciones de duración normalizada en lugar de composiciones extensas que parecen deliberados collages. El mejor ejemplo esos 11 minutos de «Death» que pasan de la lenta cabezonería noise al post-punk más dicharachero como por arte de magia. Demasiada performance sónica para tan poca enjundia.

Lo que sí que podemos apreciar es un atrevimiento que bien podría ser la antesala de la genialidad. Pero como no vamos a juzgar en base a futuro, sólo podemos decir que este debut tiene muchos momentos interesantes, desde la saturación digna de Fuck Buttons de «March of Progress», a los estallidos de disonancia guitarrera de «Bunker Buster», pero necesitan apretar mucho más antes de abarcar tanto. Con todo el interés experimental que el disco exuda, el cuarteto tiene que elegir un camino, o seguir sus instintos o seguir los instintos de la industria y la tendencia. De lo contrario seguirán creando discos que los amantes de la música experimental no podrán tomarse muy en serio, mientras que otros sólo verán sus hits en Youtube.

 

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1 de enero de 2015