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Rage Against The Machine – Evil Empire

Rage Against The Machine - Evil Empire portada
Epic, 1996
Productor: Brendan O'Brien
Banda: Zack de la Rocha, Tom Morello, Tim Commerford, Brad Wilk

Géneros: , ,

8.7

Tras un apabullante debut, el cuarteto más politizado de Los Angeles en los 90 vuelve con un disco que supone un leve cambio musical, que no lírico. De hecho Evil Empire hace clara referencia al «imperio del mal», término que desde EEUU se utilizaba durante la Guerra Fría para denominar al bloque comunista. La banda pone el concepto en tela de juicio aplicándolo a EEUU y razonándolo en letras incisivas que no perdonan hechos presentes ni pasados de la política de su país.

Un riff repetitivo y alienante abre la vedad de la rabia con «People of the Sun», una denuncia la situación mexicana, la colonización por parte del hombre blanco y la postura de EEUU. dejando claro un mensaje que ya aparece en el vídeo: «No debe haber un nuevo Vietnam en Mexico». Un single curioso para una banda que en su anterior disco se daba a canciones más prolongadas, sencillo pero directo y efectivo. Aunque no tan efectivo como «Bulls on Parade» que presentó el disco por todo lo alto, convirtiéndose al instante en uno de los himnos de la banda. No es para menos dada su explosiva mezcla de guitarras abrasivas y rimas lúcidas, con especial atención al afilado solo de Morello que tiene aquí gran lucimiento. Su vídeo repleto de izquierdismo y mensajes que invitan al alzamiento y la reflexión remata uno de los momentos más memorables del rock alternativo de los 90.

El mayor toque hip-hop del disco es palpable. Morello sigue creando grandes riffs, pero son utilizados de una forma más rítmica, con más espacios, resultando en una reducción de matices hard-rock o metal. De hecho, el particular rap de Zack de la Rocha llega aquí a su momento más brillante en la turbulenta «Vietnow», que comienza con la progresión de un riff aislado. Las rimas marcan un ritmo muy adictivo y contundente, la batería marca el trepidante ritmo de un hardcore que muta, Morello rasga las guitarras obteniendo chirriantes y espeluznantes sonidos y un nuevo mensaje lapidario: «Fear is your only god».

Esta nueva aproximación también acarrea que los temas adopten menos forma de himno que los recogidos en su debut. Sin embargo, escuchando «Revolver», «Snake Charmer» y «Tire Me» seguidas, cada una de ellas diferente pero navegando entre las aguas del asalto lírico directo del hip-hop y las marcianadas instrumentales, principalmente de Morello que aquí daría cuerpo a su leyenda como renovador de los sonidos de guitarra. Son temas para gritar, para bailar violentamente, para apretar los dientes en arrebatos de paranoia y levantar el puño de indignación.
Algo de luz llegará con las redentoras guitarras envolventes de «Down Rodeo», un tema instrumentalmente muy llamativo donde la incisiva música parece delimitar por donde Zack puede o no moverse, desde descargas entrecortadas hasta establecer bases hip-hoperas acompañándose del bajo. «Without a face» bascula desde esos inicios hip-hop a la postre tan influyentes en Korn y demás, con ejercicios de hardcore para mover a las masas y Morello distorsionando la realidad.

En «Wind Bellow» la voz de De La Rocha queda ocultada bajo las guitarras agudas y el clima oscuro creado, que recuerda a Cypress Hill. Una pega que se puede achacar más que a este tema al disco en general, es que varias canciones siguen un patrón manido de tensión y calma para llegar a la explosión final. El final del disco lo pone la extraña «Roll Right» con su magnífico patrón entrecortado de guitarra, su determinante bajo y su intensidad atonal a tempo lento. Ese toque chirriante llega a «Year of tha Boomerang», donde Morello suena como un columpio oxidado, lo cual así dicho no parece muy agradable. Bueno, supongo que para la mayoría de mortales no lo es tampoco escuchado.

El veredicto por tanto no puede bajar de notable alto, ya que dentro de las limitaciones del estilo, el disco descubre una vena menos metalera que su debut, acercándose según la ocasión más al hip-hop o al punk, buscando un sonido más enrarecido y crudo, pero también más reflexivo en el aspecto lírico. Respecto al debut, sacrifica en variedad para ganar en intensidad. Sin duda un disco infravalorado al lado de su carta de presentación e incluso inexplicablemente al lado de la regresión que supuso The Battle of L.A.

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1 de enero de 1996