/Reseñas///

Massive Attack – Heligoland

Massive Attack - Heligoland portada
Virgin, 2010
Productor: Neil Davidge, Robert Del Naja, Grant Marshall, Tim Goldsworthy
Banda: Robert Del Naja, Grant Marshall

Géneros: ,

6.8

No es fácil enfrentarse al disco ‘de regreso’ de una banda consagrada. Más si cabe si el grupo en cuestión son ya históricamente reconocidos como renovadores de la música pop y varias de sus páginas están escritas por ellos. ¿Debemos enfrentarnos a su nueva obra con la mente en blanco y sin tener en cuenta quiénes son? ¿O por el contrario debemos exigirles un nivel mínimo del que nunca deberían bajar? Difícil dilema se me presenta a la hora de evaluar este Heligoland, quinto álbum de estudio de Massive Attack, que sale a la venta siete años después de su anterior referencia.

Pongámonos en precedentes: ¿qué han estado haciendo exactamente Robert Del Naja y Grant Marshall durante la mayor parte de la década? Pues en realidad un poco de todo, aunque de limitado interés: Robert sacaba en 2003 100th Window con el nombre de la banda, aunque fuera prácticamente un disco en solitario tras la marcha de Andy Vowles y la negativa de Marshall de volver al estudio por entonces, aunque sin embargo participaría activamente en la gira posterior. En 2004, Del Naja y el productor Neil Davidge componían la banda sonora para la mediocre película de artes marciales Danny the Dog. Ésta fue la última referencia que recogía material firmada con el nombre de la banda durante largos años. Después, vendrían el académico recopilatorio de grandes éxitos (con un curioso segundo CD con escaso material inédito), más bandas sonoras, alguna colaboración… pero todo meramente anecdótico e indigno de los creadores de Blue Lines, Protection y Mezzanine.

Así, nos situamos en este 2010 ante, por fin, un nuevo álbum, cuya grabación comenzó allá por 2005 y ha sido interrumpida y postergada bastantes veces (llegó incluso a rumorearse Weather Underground como nombre del álbum en 2008). ¿Y qué nos encontramos? Pues que Robert y Grant tienen muchos amigos y que han grabado, de nuevo, su peor álbum.

Ya nos avisaba el aburrido EP de finales de 2009 Splitting the Atom, que nos presentaba la susodicha canción, casi la peor del conjunto, como single de avance; con un Horace Andy con piloto automático a las voces. También aparecía ahí el primer tema del álbum, Prayers for Rain, cantada por Tunde Abedimpe y que la acerca a los terrenos de los TV on the Radio más calmos. Una interesante muestra de funk electrónico que se convierte en parte de lo más destacable del álbum.

Babel nos presenta a los Massive Attack más clásicos, con voz de Martina Topley-Bird, musa de Tricky, pero que apenas roza el aprobado. Luego Andy retorna con la mejor canción del álbum, la oscurísima Girl I Love You, tema que no desentonaría en Mezzanine por calidad y resonancias. Quizá la única del conjunto que no haría bajar la media de sus primeros trabajos. Aunque poco dura la esperanza, porque Martina regresa con la obsesiva Psyche a los terrenos del ‘no está mal’.

La tónica continúa con Flat of the Blade, con la que parecen querer acercarse explorando sonidos más maquinales a Third de Portishead. Mala suerte, los de Geoff Barrow siguen siendo unos genios y ya quedan lejos de su alcance. Hope Sandoval canta en la bonita Paradise Circus, y Del Naja se atreve en solitario con Rush Minute. Poco hay que decir sobre estas correctas canciones, y no es hasta la trágica Saturday Comes Slow con Damon Albarn que podemos volver a percibir algo del genio de tiempos pasados. Otra de las claras cimas del disco. Finalmente, los ocho minutos de Atlas Air se hacen algo pesados, dando final al álbum si es que no escucháis la versión extendida, que recoge cuatro remixes totalmente olvidables.

Como olvidado me da a mí que pasará a estar este Heligoland una vez publique esta reseña. Y es que 3 (quizá 4) momentos de inspiración no permiten la reivindicación de una colección de 10 temas que funcionan en diversos momentos bajo evidentes signos de desgana. Quizá cuando era más joven la leyenda me hubiera hecho ser más magnánimo, pero a estas alturas y con la cantidad de buenos nuevos discos al alcance de cualquiera  que se publican cada mes no hay tiempo ni argumentos para justificar un disco tan del montón como es esta nueva obra de Massive Attack. ¿Otro clásico de los noventa que cae? Contestaos vosotros mismos.

 

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1 de enero de 2010