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King Tuff – Black Moon Spell

King Tuff - Black Moon Spell portada
Sub Pop, 2014
Productor: King Tuff
Banda: King Tuff, Jake Culkowski, Bobby Harlow, Garrett Goddard, (Ty Segall)

Géneros: , ,

7.0

King Tuff pasa del rojo al morado y del power-pop garajero, a nuevas tonalidades más glam y hard-rock. De algún modo, King Tuff se aleja aquí de posibles asociaciones con esas figuras del nuevo indie garajero (de Wavves a Black Lips), para buscar en el rock de una forma amplia que recuerda a menudo a la escasez de prejuicios de Redd Kross.

Su nuevo sonido es menos instantáneo y sus melodías se enmarcan en un fuzz más potente y meloso a la par. Hay claros guiños a T. Rex o Kiss, bandas que seguramente estén en el particular olimpo de Thomas por encima de, digamos, los 13th Floor Elevators. Como muestra de esa vena más hard están los riffs de la introductoria «Black Moon Spell» que nos hacen pensar también en Jack White o los ejercicios de rock psicodélico de «Rainbow’s Run» y «Magic Mirror», con sus riffs oscuros y escurridizos, sus voces suaves y misteriosas y demás parafernalia. Son muestras de que Kyle Thomas no es un músico que se metiera al garaje porque no sabía tocar otra cosa, ni mucho menos. No olvidemos que toca stoner en Witch y folk en Feathers.

Pero quizá este bamboleo estilístico marea un poco en la escucha de «Black Moon Spell» y al final es en pop-punk en lo que Thomas saca la mejor nota. Concretamente hay dos temas como son «Headbanger» y «Beautiful Thing» que ponen el listón muy alto en la primera mitad. Tan sólo «Eddie’s Song» cerrará el disco a la altura festiva de las mencionadas, aunque por el camino encontraremos más aciertos, como la ramoniana «Demon From Hell», la glammy «Madness» o el pluscuamperfecto pop-rock psicodélico de «Eyes of the Muse», donde volvemos a acordarnos de los McDonald más floridos y también un poquito de Pearl Jam en esos catárquicos juegos de guitarra. Otras partes del disco, incluyendo experimentos lo-fi o simplemente canciones con no tanto gancho, simplemente están unos peldaños más abajo, sin que sea ningún desastre.

«Black Moon Spell» no carece pues de grandes canciones, pero ofrece una escucha global con algunos obstáculos. La materia prima compositiva sigue ahí, quizá afinando los arreglos podría haberle sacado más jugo. El resultado es que incluso 40 minutos se nos hacen algo excesivos para una escucha fluida.

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1 de enero de 2014