/Reseñas///

Hedtrip – Roma

Hedtrip - Roma portada
Aloud Music, 2007
Productor: Eskil Lövström
Banda: J. Pulido, F. Mestre, R. Gulín, R. Martínez, V. López

Géneros: , ,

7.7

Si algún grupo nacional de los últimos años merece que su nombre aparezca en el indie-ccionario bajo el epígrafe «evolución», esos son Hedtrip. Los barceloneses comenzaron insertos en un panorama dominado por el numetal, del que podían considerarse aventajados. No es de extrañar que «The Last Impossible Desire» eclipsara con su mezcla de metal, hardcore y melodías, en la onda de Glassjaw. El salto fue brutal con «About Useless Needs» hacia un sonido posthardcore indie más proclive a At The Drive-In, pero fueron maltratados por un sello dentro del cual eran una de las mejores referencias de largo.

Ahora, escuchando su esperado tercer disco, no podemos creernos que esta es la misma banda que en su día tuviera el dudoso honor de telonear a Limp Bizkit. Hay que decir sin embargo que la primera sensación lógica al escuchar «Roma» es un tanto decepcionante. «About Useless Needs» descubrió un sonido inquieto, pegadizo y vibrante. Y ahora parecen haber hecho de esa vibración una constante, casi como un producto post-punk más. Eso sí, popero y orgulloso, más en la línea de Bloc Party que la de otros referentes más oscuros.

Y esto marca la percepción del disco hasta aceptar que «Pink Glance», «Let Me Flow» o «Emphasis» son equivalentes de los temas con mayor enganche de su segundo disco quitándole hierro al hardcore y orientándose a un rock de baile que está de moda, para bien o para mal. «Pink Glance» es la carta de presentación y no podemos evitar pensar en unos Arctic Monkeys, aunque uno va enamorándose del nuevo tono optimista, a la vez que se aprecia como el juego de guitarras en continua réplica rítmica sigue siendo el rasgo característico de Hedtrip.

La senda la continúan marcando el derroche melódico de «Let Me Flow» (tal vez lo mejor en esta evolución) y «Emphasis» que intenta tender puentes y chirria en las estrofas, para brillar con esplendor en el estribillo. Eso sí, los excesos vocales son un pequeño lastre de cara a conseguir algo más cercano al perfecto ideal pop. Similar tónica repiten «Mother Love» o «Give It To Me» con algo más de feeling rockero.
«Whenever» ya pasa abiertamente la frontera del indie recordándo a bandas tipo Strokes especialmente por esa impostura vocal. Tampoco acaba de cuajar «Rythm Delight», pese a su afán melódico. Están a todas luces mucho más en su terreno en el terreno acústico como «A Call In The Room» que, salvando distancias recuerda a los viejos Stone Temple Pilots, muy bueno el efecto de hacer solapar la voz con otra femenina que finalmente prevalece.

Cabe destacar los temas más funkies del disco. Es el caso de «Dancing Woman», mucho más bailable que las de ritmos a piñón, con una batería adictiva, interesantes efectos y un ambiente divertido e incluso sensual. También tiene algo de esos arrebatos la especie de resumen de su trayectoria que es «No Time Is Over» que cierra el disco en un tono levemente crossover, concretamente recordando a los primeros Lostprophets.

No vamos a engañarnos, aún valorando la evolución indudable, «About Useless Needs» despertaba unas sensaciones más profundas y eso ni la producción de Eskil Lövström puede maquillar. Aún así, se sitúa varios peldaños encima respecto de su debut y unas cuantas escuchas a «Roma» darán como resultado la conclusión de que bailar tampoco es tan malo, aunque prefiriésemos la tensión y los espasmos eléctricos de su pasado reciente. La clave para disfrutar de este giro estilístico reside pues en procurar no volver la vista atrás.

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1 de enero de 2007