Tras el celebrado y renovadamente crudo «Uh Huh Her», Polly Jean vuelve a acercarse de manera descarada a los terrenos del pop como ya hizo hace siete años con «Stories From The City, Stories From The Sea». La diferencia es que este acercamiento lo hace esta vez de una manera más intimista, oscura y menos directa que en aquella ocasión, en la que logró colar su hit single «Good Fortune» en muchas emisoras.
El secreto de este distanciamiento se encuentra en el descubrimiento del piano por parte de la inglesa. Si bien ya nos había mostrado matices de lo que era capaz ante las teclas en ocasiones anteriores, en este «White Chalk» se presenta como protagonista de gran parte de estas once canciones, resultando culpable del tono melancólico y nostálgico que destila todo el álbum, más marcado aún por la escasa y minimalista instrumentación adicional y el registro de PJ, más agudo y melódico que de costumbre.
Y es que con madurez o sin ella, PJ sigue siendo una de las figuras clave de la música contemporánea. Puede que nunca vuelva a descolocarnos con discos del nivel de «Rid Of Me» o «To Bring You My Love», pero no cabe duda de que aún es capaz de componer discos de gran eficacia, que mantienen satisfechos a los fans y con el suficiente atractivo como para atraer a nuevos seguidores. Y este «White Chalk», a pesar sus melódicas peculiaridades, lo tiene de sobra.