Parece que fue ayer cuando Korn editaron su debut homónimo con el que comenzó la leyenda de una de las bandas más veneradas de la segunda mitad de los 90 y al menos, principios del nuevo siglo. Estamos ante un grupo que hay que reconocerlo, es en parte producto de la promoción masiva y la MTV, impulsado en la época post-Nirvana para encandilar al público adolescente más furioso con la sociedad. Pero aunque no se sabe bien si realmente inventaron algo, han sabido crear una efectiva mezcla de influencias crossover (Faith No More, RATM, Red Hot Chili Peppers), el grunge más metálico (Soundgarden, Alice In Chains), el hip-hop o incluso el pop electrónico de los 80. Si hasta ahora su obra capital parecía Follow the Leader (98), eso puede cambiar con Untouchables, que se muestra como el disco más variado y melódico de su carrera.
En Untouchables encontrarás los sonidos más extraños y eclécticos que Korn hayan parido jamas. Hay melodías pop, la voz de Jonathan Davis sigue ganando matices (no en vano ha contado con el profesor de canto del difunto Freddie Mercury). Todo esto, bajo la supervisión del productor Michael Beinhorn (Soundgarden, Hole, Chili Peppers, Soul Asylum) y con la ayuda de un nuevo sistema de grabación denominado Euphonix que supuestamente permite grabar con una calidad digital superior a la convencional. Tanto es así, que nos encontramos con el disco de Korn más currado hasta la fecha superando incluso a Follow the Leader. Pero a pesar de haber cuidado tanto el aspecto melódico, el disco no deja de sonar heavy por momentos aunque sí abandona en gran parte el hardcore. Y no deja de sorprender que los mejores dos discos de Korn sean los que más radicalmente distintos suenen de su carrera, porque la presencia del hip-hop en Untouchables es casi anecdótica.
El disco se abre con el single Here to Stay, un tema apabullante y ruidoso con guitarras estilo Falling Away From Me, pero donde hay hueco para la melodía vocal, uno de los temas más completos y efectivos. Este cambio de registro de voz lo podemos observar también en las adictivas Blame, Hollow Life o Thoughtless con brillantes estribillos siempre en clave metálica pero que parecen concebidos como temas de pop en formato clásico. Épica heavy y matices electrónicos en Hating, I´m Hiding y lo que pueden ser auténticos bombazos comerciales: One More Time y sobre todo Alone I Break, previsible single que juega con el grunge épico y atmosférico.
Otro hit puede ser Beat it Upright donde Davis hace un juego perfecto con las voces funkies y los samplers. La rudeza se conserva en temas como Bottled Up Inside, Embrace o el torbellino industrial de Wake Up Hate y la claustrofobia de ambientes vía Alice in Chains en Blame o más post-grunge tecnológico en No One´s There. En todos los temas, la voz principal y los propios coros de Jonathan resultan determinantes.
La edición limitada incluye una remezcla del single Here to Stay en plan breakbeat así como el video de este, que al parecer ha sido censurado no sé por qué razón, como no sea por el micrófono que lleva Davis… Respecto al disco, claramente gira en torno a los niños, que ya aparecen en la portada, una auténtica obsesión de los de Bakersfield, quizá por la tortuosa infancia de su principal compositor y vocalista Davis.
Respecto al título, igualmente se refiere a la defensa de los niños maltratados, pero juega con el doble sentido de la referencia a la casta baja de la India y también se puede intuir cierta arrogancia de la banda respecto a sí mismos, indicando una vez más como en Follow the Leader, que ellos marcan la pauta del metal alternativo actual. Cierto es, aunque es una responsabilidad a compartir con contemporáneos como Deftones o System of a Down.