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Weezer – The White Album

Weezer - The White Album portada
Crush Music, 2016

Géneros: ,

7.4

Ya sabemos los fans de Weezer que no estamos para pedir peras al olmo ya desde hace bastantes años. La cuestión es contentarse con lo que buenamente nos ofrezca Rivers Cuomo en cada disco. Así que si buscas en esta reseña saber si Weezer han vuelto a firmar una obra maestra, deja de leer: la respuesta es un rotundo no.

Pero algo cambió para bien con «Everything Will Be Alright in the End» y la mayor incógnita de este disco blanco era saber si la racha continúa. Para saber eso, sí que te invito a seguir leyendo.

Hace ya meses Weezer adelantaron «Thank God For Girls» un tema que si apuntaba a algo era a resucitar esa querencia de Rivers Cuomo por el Rnb, que a estas alturas ya parece una carga de la que nunca nos libraremos del todo. Después sorprendió con un par de temas en una vena Pinkerton, que a la postre viene a ser el mejor piropo para sus canciones buenas de los últimos tiempos. Estas eran la algo simplona pero agradable «King of the World» y la más dinámica «Do You Wanna Get High?». Guitarrazos, algún falsete, coros y esa sensación tan Weezer de que todo es una mierda pero seguimos adelante porque el rock & roll nos lo pide.

El disco en general es menos bombástico y por tanto, menos resultón que el efecto sorpresa de «Everything…» pero rebusca en sonidos retro para ofrecernos algunos momentos deliciosos. Filtrado por el personal acento Cuomo, ahí tenemos esa agradable «Wind in Our Sail» marcada por el piano. O la muy Beach Boys «(Girl We Got A) Good Thing». Aunque sin duda el gran hit será «Summer Elaine and Drunk Dori», esencia californiana en estado puro y uno de esos hits tan Weezer donde el rock de estadios se hace interesante.

Lo cierto es que el soleado estado y sus gentes traen loco a Rivers Cuomo en este disco especialmente. Le perdonamos el cliché de llamar a una «California Kids» y a otra «L.A. Girlz», porque la primera es un tema de power-pop enérgico y la segunda es una de esas baladas nostálgicas tan marca de la casa. Y ambas tienen algo totalmente imprescindible. Esos riffs ciclados, casi heavies, que siempre nos enamoraron de ellos. «¿Seguro que no hay truco?»- pensarás. – «Algo más de vergüenza ajena tiene que haber.» Pues de verdad que no, porque aunque «Jacked Up» pueda irritar un poco con esos teclados y falsete, en el fondo es una buena canción.

Para finalizar y quizá como una muestra de buena voluntad por parte de Rivers Cuomo hacia sus fans, tenemos «Endless Bummer», una balada de playa con más que un guiño a «Island in the Sun» con un solo final que casi te pone en 1996. Y eso es lo mejor, que por primera vez en mucho tiempo, un disco de Weezer no tiene sólo guiños a su segundo álbum, sino también alguno al primero. Diréis que soy de buen conformar pero con eso, yo ya.

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1 de enero de 2016