/Reseñas///

TV On The Radio – Dear Science,

TV On The Radio - Dear Science
4AD/Interscope, 2008
Productor: David Andrew Sitek
Banda: Tunde Adebimpe, Kyp Malone, David Andrew Sitek, Gerard A. Smith, Jaleel Buntom

Géneros: , ,

8.2

Ya están de vuelta los niños mimados más cool del indie actual, los neoyorquinos TV On the Radio con su tercer larga duración: “Dear Science,” (así, con coma), disco que debe mantenerlos en la cima que su debut “Desperate Youth, Blood Thirsty Babes” y el excelente “Return to Cookie Mountain” ayudaron a conquistar. Es decir, que de no rebasar tan difícil baremo que ellos mismos se han impuesto, al menos deben igualarlo. ¿Lo han conseguido? Lo segundo al menos sí, y sin dificultad además, pero en cuanto a lo primero…

… la verdad es que se han quedado un tanto a medias; y no tanto por cuestiones tan inmediatas como pueda ser el tener mejores o peores canciones, sino más bien por un tema que es crucial en una banda que lleva relativamente pocos años en activo: la actitud. Cosa que si en su anterior disco quedó más que demostrada con esa suerte de soul-industrial mezclado con post-punk jazzístico que conmocionó a todo oído inquieto y que los elevó en pocos pero agigantados pasos de la categoría de promesas a banda consagrada; ahora con este nuevo trabajo ha quedado para mí gusto un tanto desvirtuada por un descarado acercamiento al pop y al funk de corte más convencional.
De todas formas, si habéis visto la nota que le he puesto al álbum, habréis comenzado a leer esta reseña tranquilos: “Dear Science,” no es ni por asomo un disco mediocre, ni decente, ni resultón. Y es que si se tiene el talento de gente como Sitek y Adebimpe es muy difícil hacer algo simplemente aceptable, sobre todo en una época tan temprana de su carrera. Este tercer álbum es en definitiva un trabajo notable, de trabajadas melodías vocales e instrumentales (Halfway Home, Dancing Choose, DLZ); bellas atmósferas, cuerdas y vientos (Family Tree, Stork and Owl); funk un tanto marciano (Crying) que llega a recordar al mismísimo Prince (Golden Age); y adornado incluso con un poco de reagge bastante sui generis (Shout Me Out).

La pega es que al final parece como si te hubieras tomado un refrescante cóctel que entra la mar de bien, pero del que quizá esperabas un toque más exótico y picante, en vez del familiar sabor del vino afrutado. Pero al menos te deja tan contento y satisfecho como sólo lo bueno conocido puede hacer.

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1 de enero de 2008