/Reseñas///

A Perfect Circle – Thirteenth Step

A Perfect Circle - Thirteenth Step portada
Virgin, 2003
Productor: Billy Howerdel, Danny Lohner
Banda: Keenan, Howerdel, Lohner, Van Leeuwen, Freese

Géneros:

8.0

El proyecto paralelo de Maynard James Keenan al margen de Tool regresa con nuevo disco y algunos cambios en la formación. A saber; la bajista Paz Lechantin se fue a probar suerte con Billy Corgan en los ya disueltos Zwan. Para su baja fue reclutado una de las ex-piezas claves de Marilyn Manson, Twiggy Ramirez o mejor dicho Jeordie White. Troy Van Leeuwen grabó las guitarras del disco, pero lo dejó para unirse a los Queens of the Stone Age. Temporalmente ocupó su lugar Danny Lohner, ex-NIN, aunque finalmente fue sustituido por el ex-Smashing Pumpkins, James Iha. A la percusión permanece Josh Freese y Billy Howerdel hace de hombre orquesta tocando guitarra, bajo, piano, programaciones y haciendo coros, además de dotar al álbum de una exquisita producción. Además de esto, Thirteenth Step se sabe marcado por el fallecimiento de Judith Marie Keenan, madre de uno de los dos artífices.

Comienzan tímidos y débiles los primeros compases de The Package para pasar a unos inquietantes sonidos de percusión que introducen la voz de Maynard. La tensión va creciendo tanto a nivel instrumental como vocal, hasta que las guitarras crujen y Maynard gruñe con desesperación para acabar el tema susurrante. El hechizo ha comenzado y la palabra clave es fragilidad. Por su parte Weak and Powerless, single de presentación, es un tema escueto donde la voz se muestra cálida y la música envolvente y melódica. Buena elección como single, excepcional pieza de rock alternativo, pegadiza y con emoción. Aquí empezamos a notar la plena armonía que existe en el sonido de la banda, que ya sabemos quién se encarga de coordinar.

Tintineante inicio el de The Noose, genial balada de preciosa orquestación que se vuelve épica hacia el final y nos da la sensación de encontrarnos en el vacío atados con el lazo metafísico que es el sonido de APC. Sin romper la línea, llega Blue, otro tema sólido pero repleto de fragilidad, con estribillo muy sentido, siendo uno de los momentos donde Maynard se muestra con más capacidad de emocionar ayudado de sonidos atmosféricos que epatan los sentidos.

Susurros imperativos abren Vanishing, que por un momento parece irse a convertir en un himno heavy, pero de nuevo las baterías ralentizan el tempo y nos transportan a una calma etérea en la que la voz gravita suave y con ecos puntuales «floating away, floating away…». Como se puede observar el titulo y temática de la letra no podían ir más acordes con el sonido. Siguen los ecos y las orquestaciones al hilo de una simple repetición de guitarra en A Stranger, una balada en toda regla que, aun así no deja de sonar inquietante y distante. Y es que en ocasiones, el disco podría tratarse del score de alguna película de misterio o ciencia ficción.
The Outsider nos devuelve a un Keenan más aguerrido y cercano a su postura en Tool, jugando entre la rabia y el sosiego, arropado por guitarras y baterías contundentes, uno de los temas más rock al uso del disco. Es curioso como en vez de romper la tónica del disco un tema calmado, como suele ser típico, aquí la rompe un tema agresivo. Una ruidosa batería se oye desde el fondo del túnel en Crimes mientras se suceden los susurros. Aquí es donde el componente Nine Inch Nails se deja notar.

The Nurse Who Loved Me es una nana, exquisita, preciosa, exuberante y lejos de durar poco tiempo, lo que se espera de una rareza así, son 4 minutos de emoción a raudales… apuesto a que es la preferida de James Iha. Atención a Maynard aquí, porque se sale. Eso para quienes dicen que se acomoda en un registro. En radical contraste irrumpe Pet, crudos riffs y sonidos chirriantes dan paso a una calma sostenida que no aguanta mucho, otro de los temas más rockistas, aunque sin caer en convencionalismos.

Si la nana del disco ya pasó… ¿que es entonces Lullaby? Comienza con susurros y después gorgoritos de una voz femenina y al igual que Crimes es un ejercicio de música ambiental. Y se cierra el telón con Gravity otro corte en la tónica del disco, arropado por una instrumentación oscilante, envolvente y efectiva, donde Keenan aporta calidez al conjunto.

En fin, si cuando salió Mer de Noms se decía que era un proyecto de Keenan para hacer algo más suave y convencional, ahora no podemos sino decir que Thirteenth Step es una propuesta aún más suave, pero en ningún caso convencional. Y es que se nota la ausencia de hits buscados, más bien parece un collage de estados de ánimo que tiran descaradamente a la placidez, el amor y otras amables sensaciones. En todo caso encontrarás experimentación y mucha personalidad en un disco conceptual que se escucha de una pieza y donde nada desentona. Es el equilibrio perfecto.

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1 de enero de 2003