/Reseñas///

Pearl Jam – Backspacer

Pearl Jam - Backspacer portada
Monkeywrench, 2009
Productor: Brendan O’Brien
Banda: Eddie Vedder, Stone Gossard, Jeff Ament, Mike McCready, Matt Cameron

Géneros:

7.9

A punto de entrar en su tercera década de existencia, Pearl Jam se encuentran más felices que nunca. Sabedores de que son unos supervivientes (del grunge y los noventa) y que, a pesar de las cada vez más frecuentes acusaciones de anquilosamiento musical, van a tener a sus fans de toda la vida llenando los aforos allá donde toquen, los de Seattle se han despojado de gran parte de su componente más densa y melodramática y se han esforzado en hacer un disco lo más sencillo y vitalista posible. Un disco de simple rock.

Backspacer, por tanto, sorprende de primeras por su inmediatez: apenas treinta y seis minutos para once temas, su disco más corto. Y es que este ya noveno álbum parece fabricado para funcionar ya desde la primera escucha, sin dejar espacio a las estructuras complejas y a los largos desarrollos que han marcado una parte importante de su repertorio. Esto lo ejemplifican perfectamente Gonna See My Friend, Got Some, The Fixer y Johnny Guitar, cuatro directos temas de rock atemporal que rondan todos los tres minutos.
Luego, con Just Breathe, se abre la veda a la parte mas acústica del álbum. Y es que Vedder no sería el mismo sin ponerse reflexivo y melancólico. La diferencia esta vez está en que Amongst the Waves, Unthought Known, Speed of Sound, Force of Nature y The End, todas oscilando entre el medio tiempo y la más ortodoxa balada, suenan más bonitas y esperanzadoras antes que tristonas y desgarradas. Además el trallazo de Supersonic, situado estratégicamente en medio de esta segunda mitad, sanea un poco el conjunto y aporta su granito de energía a un conjunto de canciones que, de otra manera, podría quedar un tanto polarizado.

Y poco más que añadir; son Pearl Jam y han hecho otro disco notable, que además creo que gustará sobre todo a sus fans más acérrimos, aquellos que tienen su trilogía inicial en un altar. Y, por qué no, si nunca has oído un disco de Gossard, Ament y compañía (¿habrá alguien?), puedes comenzar con esta joyita, que se escucha fácil y pasa volando.

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1 de enero de 2009