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Disco Las Palmeras! – Asfixia

Disco Las Palmeras! - Asfixia portada
Sonido Muchacho, 2015
Productor: Carlos Hernández

Géneros: , , , ,

8.2

Superar la expectación inicial. Esa fue la batalla que Disco Las Palmeras! tenían tras el espléndido fulgor de «Nihil Obstat», con el que se posicionaron de golpe en el indie más ruidoso. Con «Ultra», la banda ahondó en el sentido paranoico y político, ofreciendo un gran resultado pero quizá perdiendo la sorpresa. Con este «Asfixia», los gallegos recuperan e incluso llevan su furia a nuevas cotas de ruidismo psicodelico.

Hacer ruido es fácil, hacer canciones (recalco, canciones) opresivas dentro de espirales chirriantes, no tanto. Ésta es la especialidad de Disco Las Palmeras! y la banda da buenas muestras en su tercera obra. Nada más abrir el disco nos encontramos con las muy directas «Tarde y Mal» y «Cállate La Boca», esta última digna de unos Los Planetas punkis. El noise-pop de connotaciones noventeras no decae y recurre a excesos de flanger en «El Final del Círculo» mientras continúan pesimistas proclamas que describen la ¿realista? visión del mundo y el oscuro papel del género humano en todo esto. La yuxtaposición es agotadora, el aire falta, «Asfixia» no es un bautizo al azar.

El ruido es una constante y la agresión también, pero a la vez estamos ante un disco con momentos muy pop, esos dulces intoxicados que nos regaló un día Kevin Shields a la puerta del colegio. Ahí tenemos la abrasiva y melódica «Ráfagas en mi cerebro», también puro Bob Mould o el punk-rock humeante de «Disparo». Y cuando hablamos de pop hablamos de voces porque es curioso, pero DLP! consiguen sonar mucho más droneantes a la vez que las voces pasan a un plano más audible.

Si en «Ultra» ya jugaron más con los sintetizadores y los patrones kraut, aquí segmentan esa parcela en la potencia rítmica de «Elites» y la chirriante «Morir o Matar», quizá el momento más experimental, siempre dentro de su ya definido universo. En cuanto a los pocos aires reposados, no son precisamente flojos. Entre My Bloody Valentine y Killing Joke se mueve la turbia «En el Agujero». Y el punto final del disco lo pone la etérea «La Calma», agónicamente lenta, con sintetizadores a lo órgano de iglesia sacado de quicio.

«Asfixia» es como un filo tan reverberado que no sabes exactamente por dónde te corta o si resulta que todo es un sueño brumoso y muy jodido. Pero la angustia es muy real.

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1 de enero de 2015