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Bob Mould – Patch the Sky

Bob Mould - Patch the Sky portada
Merge, 2016
Productor: Bob Mould

Géneros: ,

8.2

Bob Mould continúa con la resurrección rockera a la que los tiempos de revivir en directo canciones de Hüsker Dü y Sugar le han llevado. En esta nueva era dorada para el cantautor (mejor plateada, parafraseando al disco que dio el pistoletazo de este regreso a la forma), «Patch the Sky» sí que viene a ser la pieza más templada. Una en la que los power-chords bajan algo de velocidad y los medios tiempos le ganan terreno al punk-rock más directo.

Este relativo relajo, parece entroncar a Sugar con los tiempos de «Workbook», hallando así el punto en el que su carrera en solitario se da verdaderamente la mano. Algo bien ilustrado por ese adelanto que fue «Voices in My Head», una balada marca de la casa con sus riffs sólidos y su sentimiento electroacústico. Catarsis Bob Mould en estado puro y de nuevo esa sensación como de que no ha pasado gran cosa desde mediados de los 90. Es cierto, en el universo de Bob la música se ha parado y no podemos reprochárselo. En su caso, es para bien.

Dame «azúcar» y llámame tonto, pero me voy a regocijar una y mil veces en esa mezcla de guitarras rocosas y coros naifs de «The End of Things» (y de su hermana «Daddy’s Favorite»), de «You Say You» que parece tomar prestado del «Everlong» de Foo Fighters parte de lo que se le debía y como no, el punk-rock de «Hands are Tied» que junto con «Losing Time» ponen la cara más Hüsker Dü. Siempre con coros, recurso del que este álbum hace especial uso. Aunque la más gloriosa en este registro es «Pray for Rain», que recoge a la perfección aquel encono con vestigios hardcore que se transforma en felicidad y placer. A la lista de clásicos.

No es Bob Mould precisamente un renovador de su propio legado. Pero sí que en cada disco trata de meter alguna pequeña pincelada diferente. En este caso serían las atmósferas orquestales y teclados en «Losing Sleep», que recuerda y mucho a los momentos psicodélicos de los últimos Fucked Up. Es de los momentos más lentos del disco junto a la final y delicada «Monument», así que pese a ser uno de sus discos más reposados de estos tiempos, no hablamos de nada drástico.

«Patch the Sky» sí que resulta, sin embargo, un disco ligeramente más anodino. Algún tema con mayor personalidad se echa en falta para dar lustre a una obra divertida y entrañable, pero que podría tener un poco más de garra. Quizá en los puntos, en todo caso agradables, en los que el disco se difumine son en esos puntos que tratan de combinar guitarras densas con tiempos relajados. «Lucifer and God» es bonita, pero carente de tensión. «Black Confetti» con su tono progresivo es más bien el caso opuesto, todo explosiones. Pero no nos engañemos, pues sigue siendo otro motivo de celebración.

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1 de enero de 2016