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Afghan Whigs – Do to the Beast

Afghan Whigs - Do to the Beast portada
Sub Pop, 2014
Productor: Greg Dulli
Banda: Greg Dulli, John Curley

Géneros: , , ,

8.0

Digámoslo ya desde el comienzo. «Do to the Beast» no tiene nada especial que justifique su pertenencia a la saga de The Afghan Whigs. Nada que la carrera de Greg Dulli bajo el alias The Twilight Singers no tuviera. Aquí no hay vuelta a los orígenes, ni reencuentro con un sonido perdido; la personalidad del de Minneapolis embarga el disco como sucede en todo lo que ha firmado y, si nos ponemos, está más cerca de «Dynamite Steps» que de «1965». Pero dejemos de lado la faceta de fan suspicaz, Greg Dulli es uno de los compositores más infravalorados de su generación y ni siquiera el regreso de The Afghan Whigs ha sido un acontecimiento sobre el que se hayan volcado los focos. Así que si por llevar esa marca, «Do To The Beast» va a captar mayor atención, bienvenido sea.

«Do to the Beast» carece de la garra de los Whigs que recordamos, pero el alma soul (redundancia) de su creador encuentra nuevos vehículos emocionales a base de una rica instrumentación. Ésta oscila entre la épica orquestal y la electrónica y todos esos matices consiguen un disco variado con la agrietada garganta del autor como denominador común. Así, «Parked Outside» abre a golpes pasionales y los riffs comienzan a solaparse con solos blueseros. Es una introducción grandiosa que pone la clave para comenzar con «Matamoros» a indagar en un sonido actual, bailable, heredero del r’n’b que tanto emociona a Dulli en los últimos años.

Podrá gustar más o menos, pero si algo hay de arrebatador en la música de Dulli es el ambiente de juventud que sigue insuflando a su música. Más que la lucha de un veterano por no quedarse atrás, en su caso es inquietud y genuina devoción por la música de un modo abierto. Una cara de esto es el frenético electro-rock de «The Lottery» o esos beats dance al final de la delicada «Can Rova», seguramente el momento más experimental y de belleza escondida del álbum.

Por el camino tanto cultivaran la balada dramática («It Kills»), el rock turbulento («Royal Cream») o la elegancia de piano y salón («Lost in the Woods»), todas ellas marcas de la casa, como sorprenderán con aires fronterizos («Algiers») o sacarán nuevas sensibilidades experimentales («I Am Fire»).

«Do to the Beast» no es que sea una continuación digna, es que no tiene sentido que sea medido por esa vara. Al fin y al cabo ni siquiera Rick McCollum está en los créditos, lo que explica que parte de la fiereza rockera haya sido sustituida por la profusión de arreglos melosos y elegantes que el maestro Dulli sabe disponer bordeando el exceso. Pero es un disco apasionado y ambicioso.

 

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1 de enero de 2014