/Crónicas///

WOP Festival – Bilbao (28/09/2012)

7.8
La Casilla, 3/4 de planta
Precio: 35 día / 55 bono

La segunda edición del WOP Festival daba un salto de gigante y se erigía en un festival de dos días con reclamos de aquí y de fuera, rivalizando con festivales del entorno como el Azkena Rock o el Turborrock al que, en registro musical, recordaba mucho. El primer día era el de los nacionales y a la postre lo fue aún más. The Hives coronaban como postre para todos los públicos un cartel que contaba con los pioneros del indie-rock El Inquilino Comunista, las estrellas del pop-rock del ‘botxo’ Doctor Deseo y el regreso de los queridísimos Los Enemigos, que aún no había pasado por la ciudad.

Apuramos la entrada más de lo que nos hubiera gustado para ver a El Inquilino Comunista empezando con «Angel’s Heart». No puedo sino pensar al ver a bandas en las que se inspiraron como los mismos Sonic Youth, que los de Getxo aparentan bastantes más años de los que tienen. Tal vez simplemente es que como no se dedican a esto, no tienen que cumplir con nadie, pero a un fan aquí presente le gustaría algo más de entrega, que la cosa no se quede sólo en lo agradable o nostálgico sino que la experiencia se acerque a la componente agresiva y artística que esta música tenía en los 90. La audiencia, bastante pasiva por lo general, no ayuda, ante lo cual hay que hacer un llamamiento para que El Inquilino toquen en Bilbao, pero en una sala mediana o pequeña y conseguir quizá la comunión esperada.

El repertorio elegido fue bastante repartido, esas joyas de su primer disco («Die Shanta», «The Fall»…) junto a muestras del carácter más melódico que fueron desarrollando después («Sukie», «Lucy», «Sense Answers»…) en un equilibrio acertado que sólo se quedó corto por tiempo. En un ambiente de excelente humor entre ellos incluso uno de sus cantantes/guitarristas se permitió arrancar unas estrofas a capella del «Fell In Love With a Girl» de White Stripes como intro a «Wild Life» y darían más muestras de lo poco de concierto y lo mucho de celebración que para ellos es subirse a un escenario haciendo como bis, una versión junto a un amigo de la web de la banda, que nos advirtió que no era cantante, pero le puso arrojo. ¿Faltaron temas? Eso siempre y dado que sus actuaciones son muy esporádicas, es una pena que tuvieran el tiempo tan medido cuando Doctor Deseo dieron un concierto con todas las de la ley.

Personalmente poco puedo decir en favor de Doctor Deseo aparte de que es admirable que una banda así se abriese camino en los tiempos del rock radikal vasco. Con esa pose romántica y callejera, esa canallesca pasional que los caracteriza salieron al escenario con espectáculo incluido. Su cantante, el muy teatrero Francis apareció meciéndose en un columpio gigante vestido con un traje rojo y negro y sobre el escenario se disponían dos micrófonos con sus pies cubiertos de plumas rojas (para él) y rosas (para su corista). Entre el rock, el pop y el cabaret eran quizá la banda más desubicada a la hora de poner el cartel en balanza y sin embargo fueron una de las más calurosamente acogidas. Esto es, que fueron muy bien elegidos en cuanto a términos de reclamo popular. Además, las palabras de su cantante denotaban amplio conocimiento y apoyo de la causa que movía al festival.

Lo dicho, entre el calor del público, fueron sonando himnos locales de rock como «Corazón de Tango», «Abrázame» para la que salió Aiora de Zea Mays o su aportación en euskera «Ez Nauzu Izango Berriz», versión bastarda del Love Will Tear Us Apart de Joy Division. Salieron del escenario y tras un lapso preparatorio vaya si volvieron, para ofrecer una pequeña parte con aire rumbero-flamenco, sentados, con guitarra española y cajón incluido, aunque finalmente retornaron a la electricidad para despedirse no sin antes declararse fans de Los Enemigos.

Parecidos entre ambos grupos hay, para qué negarlo. Las poco domesticadas voces y cierta ansia literaria en ellas. Pero desde luego Los Enemigos tienen poco circo y «les sobra carnaval», sólo vinieron a demostrar en Bilbao lo muy en forma que están, algo que puedo atestiguar desde la perspectiva de casi profano de su discografía. Comenzó la cosa con «John Wayne» y la ristra de temazos no paró: «Brindemos», «Señora», «An-tonio», «Me Sobra Carnaval»… todo ello entregado por un cuarteto sólido como una roca y un sonido acorde. Algunos fans adoraban a ese Josele enfundado en su gorra como un ídolo y desde luego que si una camiseta dominó la noche fue la de Los Enemigos, que devolvieron los elogios al público afirmando que era «lo mejor que tenían».

Hay que reconocer que por ese rock urbano que bebe tanto de lo clásico y del blues como de lo alternativo no ha pasado el tiempo y aunque la gente responda más con ciertos temas como «Desde el Jergón» o «La Cuenta Atrás» con esa catarsis instrumental incluida, lo suyo es una propuesta que no flojea de principio a fin. Hicieron los muy pedidos bises y finalizaron con «Septiembre» dejándonos ya la sensación de que iba a ser el concierto más recordado de la noche.

IMPOTENCIA EN EL ENJAMBRE

Y eso que ni siquiera intuíamos que los problemas de sonido iban a sabotear de forma implacable el concierto de los suecos The Hives. Arrancaron animando con «Come On!» y «Try It Again», motivadores temas de sus dos últimos discos, pero no fue suficiente. La electricidad y The Hives, por una vez no se llevaron bien y ni la absoluta entrega de los miembros de la banda sin excepción consiguió que el concierto fuera un éxito, aunque ayudó a que tuviera grandes momentos pese a todo. Es una verdadera pena que absolutos himnos del rock contemporáneo como «Walk Idiot Walk» o «Main Offender» se vean empañados por problemas técnicos.

Para nosotros fue un coitus interruptus de libro y para los músicos, que en ocasiones parecían no entender nada, debió ser un palo también, tanto que el parlanchín vocalista tuvo que centrarse en pedir excusas o explicaciones sobre el tema del sonido. Resultó peor considerando que el plan inicial que les traía a Bilbao pasaba por una sala y no un festival, siempre más dado a esta casuística. Pero quedémonos con lo bueno y es que aunque los discos nuevos no convenzan como los antiguos, siguen confeccionando setlists repletos de hits instantáneos con la única ausencia flagrante de «A.K.A. Idiot». Y los cinco miembros de la banda siguen sudando el traje como siempre al ritmo de su garaje-rock melódico. Si acaso un poco sosos los bises con la muy Sonics «Go Right Ahead» y esa «Tick Tick Boom» que por popular no está a la altura de snateriores singles. Con todos los problemas, tuvieron paciencia, completaron su setlist y consiguieron montar una buena fiesta y eso da una idea de la talla del grupo.

 

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28 de septiembre de 2012