/Crónicas///

Triángulo de Amor Bizarro – Sevilla (17/02/2011)

Rodrigo Caamaño, Isabel Cea, Rafael Mallo, Óscar Vilariño
9.0
Malandar, Lleno
Precio: 10 €

Un servidor sigue siendo casi un recién llegado a esto de la música en directo, por lo que aún soy susceptible de sorprenderme y emocionarme ante propuestas que otros más experimentados quizá catalogarían de simplemente correctas o como mucho buenas. Pero la verdad es que la noche del pasado 17 de Febrero supuso para mí un cambio en mi percepción de lo que debe ser un concierto de rock, incluso de punk si me apuras. No hablo de sonido, ni de repertorio, ni siquiera de profesionalidad. Estoy hablando de actitud. Estoy hablando de los putos amos de la escena nacional actual. Estoy hablando de Triángulo de Amor Bizarro.

Con un lleno absoluto, la mediana sala Malandar abrazaba una de las grandes noches de su primer trimestre del año. Ya conociendo el lugar donde iban a actuar los gallegos, sabíamos que la acústica y la nitidez iba a jugar en su contra (como a menudo suele sucederles, por otra parte), pero que eran perfectamente capaz de subsanar estos problemas a base de distorsión y ‘muracos’ de sonido, como suelen decir en sus entrevistas. Entre el público había de todo: desde jovencísisimos fans que iban ya por la buena senda musical, inevitables posers que aseguraban ir porque ‘era mejor esto que quedarse en casa’, despistados atraídos por la fama del grupo y avisados por sus amigos que no eran una banda de indie-pop precisamente, hasta rockeros e indies curtidos en mil batallas.

Los sevillanos Sweet Hole habían cancelado su actuación como teloneros, por lo que a las diez debían aparecer los coruñeses sobre el escenario. Se hicieron de rogar mientras su barbudo técnico hacía lo posible para que sonaran lo mejor posible, pero al fin casi a las y media ya estaban sobre el escenario, anunciando Isa que iban a darnos un poco de ruido. Y vaya si fue así, ya que empezaron a saco con «Mal como efecto de mala voluntad», para asustar a los que se esperaran quince «De la monarquía a la criptocracia» (lo más coreado sin discusión de la noche cuando sonó más tarde) o «El fantasma de la transición». Como era de esperar, ruido a todo trapo, tanto desde las cuerdas como de los saturadísimos sintes de Óscar (guitarrista ocasional también) y la brutal batería de Rafael. Continuaría la cosa igual con el primer himno «El crimen: como ocurre y como remediarlo», y por fin «El radar al servicio de los magos», primer tema de la noche de su ya totémico segundo álbum Año Santo.

Desde casi el principio, la cosa fue una especie de tira y afloja entre chulesco y divertido entre el público y la banda, o más bien entre Isa y todos los demás. La chica se ha ido haciendo un hueco como frontwoman de la formación, por encima del líder natural Rodrigo, gracias a su actitud abierta y a ser ella la que casi siempre habla con el público. Desde la segunda o tercera canción ya había varios tipos piropeándola al más puro estilo andaluz, y ella se defendió ignorándolos o metiéndose con ellos entre sonrisas. Lo peor (siempre en el buen sentido de la palabra) fue cuando se atrevió a decir de sus tres compañeros que eran sus guardaespaldas para estos casos. A partir de entonces, cada vez que abría la boca, el resto de la formación la interrumpía con violentos y cariñosos acoples, loops infernales y redobles. En fin, lo habitual cuando una chica guapa y carismática forma parte de un grupo de rock.

Volvamos a la música. Todo fue bastante homogéneo y excitante ruidosamente hablando, con la gente bastante entregada hasta en los momentos de relativo relax de las ‘baladas’ «Super Castlevania IX» (de lo más celebrado de la noche, con Isa, nuevamente, interrumpiendo y pegando a sus compañeros con las baquetas), «El fantasma de la transición» o «Estrella azul de España», todas de lo más celebrado de la noche junto a momentos ya mencionados, «¿Quiénes son los curanderos?», «La malicia de las especies protegidas» y «El himno de la bala». Si no me equivoco, sonó todo «Año Santo» y bastante más de la mitad de su también encomiable debut, además de algún tema desconocido por mí (¿algo de El Hombre del Siglo V? ¿alguna cara B o tema nuevo?).

A los cincuenta minutos o así, ya tenían la noche ganada, pero los veinte minutos finales ya aseguraron el sobresaliente. Y es que encadenar «Amigos del género humano» con «Isa vs. El Partido Humanista» , para luego sacar a dos chicas de la primera fila y ofrecerles bajo y guitarra (cortesía de la bajista, en pleno arranque riot grrrl), mientras Rodrigo se desgañitaba en el suelo entonando esa bizarrada que es «Sister Ray/Lento», su compañera observaba todo desde el público, ofreciendo el otro micro a la peña para que gritase lo que quisiese, y el resto del Triángulo reventaban el término ritmo, fue de esos momentos que hacen que 10 euros de entrada te parezcan ridículos por lo ofrecido a cambio. Tanto me pareció así, que decidí gastarme parte de mi escueto presupuesto pocos minutos después en el mercadillo que el batería controlaba como si un bazar fuera. Rápidamente miré lo que había, pero mis ojos se fueron en seguida al sencillo en edición limitada de «Amigos…», todo un capricho para los fans de la banda. Luego dirían que vieron a un tipo sonriendo, con vinilo bajo el brazo, y aún haciendo headbanging por la calle. De quien se trataría…

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17 de febrero de 2011