/Crónicas///

La segunda jornada principal del festival arrancaba desde bien pronto con nuevos rumores sobre una posible actuación de Mogwai en algún lugar del Fórum para presentar sus nuevas canciones. Cuando esto se confirma fue otro volante más que dar a los planes. 

HACIENDO TIEMPO PARA MOGWAI

La primera parada era en el Primavera con los veteranos Slim Cessna’s Auto Club encima de la tarima. La espiritualidad rock tradicional de la formación de Denver los hacia apropiados para abrir fuego pero por su longevo legado merecían un horario algo más tardío quizás. Por ejemplo la plaza posterior en el escenario Ray Ban que tenían los israelíes Vaadat Chagirim, quienes pese a contar con buen reconocimiento en casa,  en un cartel como el de Primavera Sound pasaban algo desapercibidos. A pesar de ello, el trío dio un buen recital a medio camino entre el shoegaze y el post-rock, quizás algo monótono en algún tramo pero con una ejecución y experiencia encima del escenario que dejó bastante buen sabor de boca. Antes de pasarnos a ver la sorpresa de la jornada, el sudanés Sinkane sorprendió a propios y extraños con una propuesta en vivo que se acercaba mucho más a sus raíces africanas que a su propuesta de estudio mucho más progresiva y experimental. Concierto agradable y vistoso.

Mogwai aparecieron pues en escena para dar un concierto sorpresa en el escenario Bacardí Live (en la nueva zona de electrónica de Primavera Bits) que se centraría exclusivamente en los temas de su próximo trabajo «Every Country’s Sun».  Los escoceses dieron un show decente pero difícil de valorar con justicia al ser la primera escucha de las canciones,  con problemas además para sonar nítidos y con volumen. Quizás el problema no fuese tanto eso sí no pensamos en las cosas en las que renunciamos por verlos, pero tener semejante actuación por sorpresa es sin duda otro lujo que no podíamos pasar por alto (aunque si pienso en mis tickets para Magnetic Fields en el Auditori me siga dando pena)  semejante oportunidad de ver como Mogwai se sobreponían a la baja de John Cummings, cuyo sustituto en vivo Alex Mackay supo aportar algo en cada momento. Por lo demás no hay muchos cambios en el horizonte sonoro para ellos, aparentemente siguiendo la estela de «Rave Tapes», quizás con cierto retorno a su sonido más estándar.

ABUELOS PUNK Y BAÑO DE MASAS

Cambio de tercio radical para ver a un concierto de punk rock melódico que sorprendentemente registaba una fenomenal entrada. Hablamos eso sí de una de las formaciones más básicas para entender un género de esos que poca novedad presenta con los años, pero que siempre sigue conservando a sus seguidores acérrimos. Hablamos claro de Descendents, con el siempre magnético Milo. El resto de la formación no es la original de los 70, pero si que han conservado (entre parones propiciados por los estudios y demás) la misma formación desde su mejor trabajo «Milo Goes To College» (1982). Entre su repertorio hubo tiempo de sobra para repasar todos sus clásicos, desde «Hope», «MyAge» o «I Wanna Be a Bear» hasta «Everything Sux» , «I’m The One» y por supuesto «Descendents». Incluso diría que quedando bastante correctas las versiones en vivo de este disco de regreso que es «Hypercaffium Spazzinate». Buen rollo, gente pogueando, piernas rodando por las cabezas de la gente, puño en alto y muchos abrazos de treintañeros-cuarentones que bailaron como adolescentes. Por cierto, una treintena de canciones se marcaron en apenas una hora.

De camino a ver lo que iban a dar The XX ante un baño de masas propio del caché actual del trío británico vimos un poco como a Mac DeMarco se le fue la olla con el alcohol o las drogas, quedando totalmente en calzoncillos (su batería se pasó el bolo completo en pelotas) para hacer el numerito de rock star graciosilla. El caso es que le funciona para ir ganando más adeptos a su causa, cosa que en lo musical parece sufrir cada vez más.

Normalmente las giras se comienzan en el Primavera Sound, pero en este caso The XX la cerraban en Barcelona. Su directo corre el riesgo de caer en la monotonía con demasiada facilidad, al menos para los que los hemos visto crecer desde su primer trabajo: Romi canta muy bien, su bajista es un tipo bastante bueno escénicamente, pero es sin duda Jamie XX el que saca adelante un directo con su virtuosidad absoluta a la hora de hacer música en directo con máquinas. Es algo por lo que se le aplaude, pero demasiado poco para lo mucho que aporta. En cualquier caso, se puede decir que The XX tienen pocos puntos flojos en su repertorio como para que la cosa flaquee, pero si encima se marcan el mismo número de temas de su disco de debut que del reciente «I See You» el asunto sale bien seguro. Nos quedamos con «Crystalised», «Infinity», «Intro» y «VCR», pero también con «Fiction», «Say Something Loving» y la versión de «Loud Places». La mayor pega es que el mismo escenario que nos arruinó el concierto de Radiohead el año pasado volvió a traernos un sonido demasiado bajito.

LA NOCHE CAE

La fiesta no hacía más que comenzar, puesto que a continuación Front 242 arrasaron el escenario Primavera. Cuando digo arrasar me refiero a ponerlo patas arriba a ritmos de puro techno 80-90s pero todo ello bien llevado al directo. Habría material pregrabado, si, pero el directo que capitanean Jean-Luc De Meyer y Richard 23 parecía más una actuación de metal industrial con bases techno que el de una formación que han sido unos llena-pistas. Lo de Flying Lotus fue todo lo contrario: electrónica de nuevo cuño ejecutada por una única persona. Y aunque su propuesta podría ser complicada para estas altas horas de la noche, la verdad que su actuación estuvo bien llevada entre lo experimental, mashups de canciones  (la canción de Twin Peaks, la de Ghost in the Shell, trozos de Final Fantasy VII), buenos beats y la canción de su reciente y polémica película «Kuso». Nos habría gustado que la cosa hubiera sido más jazz y más hip hop el asunto, pero supongo que era lo que tocaba.

RESEÑA DEL JUEVES

RESEÑA DEL SÁBADO

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2 de junio de 2017