/Crónicas///

Hay muchas cosas que hacen especial a un festival como Primavera Sound: la variedad estilística, la cantidad de público extranjero que hay, que tiene un precioso teatro como uno de sus escenarios, que además tiene otra decena de lugares para actuar, que el recinto es inmenso… Podríamos estar todo el día, pero me quiero detener en una constante en sus ediciones, que es el hecho de que siempre hayan cuidado desde sus oficinas los detalles y las sorpresas. Es indudable que esta edición será fácilmente recordada como “la de los conciertos sorpresa”.

CABEZAS DE CARTEL POR SORPRESA

Uno aterrizaba en el Parc del Fórum para poder ver la actuación de unos Cymbals Eat Guitars que mucho han crecido ya desde aquella primera visita a España como parte de Primavera Club 2009, pero las largas colas de entrada dificultaban mucho llegar a tiempo de ver la corta actuación desde el principio. Aún así hubo tiempo de ver uno de los mejores temas “Pretty Years” resonando entre los calurosos rayos de sol que iluminaban el Fórum, como era ese aroma a cotidianidad especial de “4th of July, Philadelphia (Sandy)”. El cierre llegó con una “Laramie” mucho más espacial y progresiva, terminando el show con bastante mala baba.

Al acabar el show ya se arrimaban los primeros espontáneos a una de las lenguetas salientes hacia el mar que tiene la explanada frente al escenario Primavera, puesto que se había colocado un escenario abierto para las cuatro esquinas que hacía presagiar una sorpresa muy especial (que por otro lado ya se había rumoreado previamente): Arcade Fire darían un concierto por sorpresa ese día. Por este motivo, los planes se alteraron en muchos de los plannings de los que suponían/sabían/sospechaban que esta sería la sorpresa. Por ese motivo nos dimos un chapuzón rápido en el concierto de Mishima, que consiguieron una buena entrada en el Ray Ban, sacrificando la visita a los escenarios principales para ver a Triángulo de Amor Bizarro una vez más. Aprovechando la espera a que se abrieran las puertas al pequeño recinto acotado (digamos que apenas hubo unos 40 o 50 esperando) pudimos ver medio show de la reencarnación de This Heat bajo el nombre de This Is Not This Heat. Desde luego los de Charles Bullen y Charles Hayward que demostraron estar a un nivel sonoro espectacular con su avant-garde con trasfondo de rock progresivo.

Para cuando entramos al otro lado de la valla del concierto de los canadienses Arcade Fire nos dimos cuenta que a pesar del tamaño considerable del recinto vallado, el concierto iba a ser apenas para unos 1000 privilegiados (quizás alguno más), aunque dado lo accidentado del relieve del Fórum iba a dar gran visibilidad desde fuera. Estaba claro que el concierto giraría en torno a la presentación del nuevo single de la banda, “Everything Now”. Con él abrieron, contando con Patrick Bebey a la flauta (hijo del músico camerunés Francis Bebey, del que se inspiran en la creación del tema). El tema, una especie de renovación del sonido pop de Abba pasado por el filtro de la multinstrumentalidad de la formación que capitanean Régine y Win. El otro tema que adelantaron fue “Creature Comfort”, una canción que podría pasar a priori como una canción más de “Reflektor”, para bien y para mal.  ¿El resto del concierto? Un lujo ver al lado tuyo a una de las bandas que mejor han sabido aunar éxito popular con reinvención y experimentación, sin agobios y, eso si, con sonido bastante malo. Y poco podemos decir de un repertorio que incluye “Haïti”, “No Cars Go”, “Neighborhood #3 (Power Out)”, “Rebellion (Lies)”, “Here comes the night time”… Un grandes éxitos de una hora al que sólo le faltó “Wake up”. Un lujo más del Primavera Sound.

Entre caras de felicidad comenzaban en el Primavera los franceses Gojira su actuación a golpe de doble bombo en lo que sería la antesala perfecta de lo que luego traerían Slayer a la explanada grande del festival. Antes de que esto sucediera era turno de ver precisamente allí la puesta de largo de Solange, que regresaba a Primavera Sound con un crecimiento brutal tanto de crítica como de público. El show que traía se componía de sección de vientos, coristas y banda de rock al uso, todos ellos con una excelente labor de todos ellos. Sólo llegamos a tiempo de ver como cerraba con “Rise”, “Don’t Touch My Hair” y “Losing You”, pero nos valió para poderla aprobar.

MAGNETISMO E INTENSIDAD

Mientras la mayoría se preparaba en el escenario de enfrente para ver la actuación de Bon Iver, otros nos lanzábamos de lleno a los brazos de Greg Dulli y sus renovados Afghan Whigs en el escenario Ray Ban. Acaban de sacar nuevo disco, “In Spades”, el segundo tras su reunión de hace ya cinco años que también los trajo por este festival, y es un sensacional trabajo de estudio. Si comparamos su actuación de entonces con la de ahora salta a la vista que la formación actual está mucho más engrasada y con feeling de lo que estaba aquella. Tanto que ya no tienen ni que tirar tanto de clásicos para contentarnos, centrándose en estas dos recientes obras mucho más en su repertorio de apenas una hora. Va por delante que “In Spades” me parece un disco sensacional plagado de momentos colosales y que su previo disco “Do to the Beast” no tanto, pero creo que la lectura que hacemos de este fantástico concierto es que lo de Greg Dulli y estos Afghan Whigs va para largo y no es una mera reunión para pagar facturas. El concierto arrancó memorablemente con Greg en plan pop-star micrófono en mano interpretando “Birdland” para luego enlazarla a una apabullante “Arabian Heights”, algo que remataron en cuanto a temas nuevos hacia el final del concierto con otra colosal “Demon in Profile” con Dulli al piano. ¿Clásicos? “Debonair” y “Gentlemen” (dedicado al recientemente diagnosticado de cáncer Dave Rosser, que abandonó la formación el año pasado para sus directos ). ¿Momentos especiales? Aparecieron en escena dos miembros de Broken Social Scene para tocar vientos. Cerraron recordando el sonido Nueva Orleans de su “1965” uniendo “John The Baptist” y “Somethin’ Hot” que empalmaron con una intensa y bella “Faded”. Sin duda uno de los conciertos del festival a pesar de lo breve y de la ausencia de algunos clásicos.

Salimos pitando de allí para dar cuenta de lo que iba a ser un concierto que llevábamos tiempo reclamando desde esta web: Slayer en el Primavera Sound. Curiosamente, entre los que también salieron pitando estuvieron los propios miembros de Afghan Whigs que se fueron a mover las melenas entre la gente. La banda de Tom Araya y Kerry King sabían de sobra que jugaban en un feudo donde el metal suele ser un actor secundario, nunca protagonista, incluso dedicando unas palabras al respecto. Pero aún así se limitaron a dar el concierto que más o menos están llevando a cabo en esta gira, presentando un disco insignificante como es “Repentless”. Todo cambia cuando uno tiene delante de si temas tan intensos y clave en el devenir de la música más pesada como “Postmortem”, “War Ensemble”, “Seasons in the Abyss” o con la unión de “South of Heaven” y “Raining Blood”. Justicia divina… En este caso, infernal.

The Black Angels no tienen demasiado que ver estilísticamente con Slayer, pero con lo suyo podemos decir que son igual de intensos. Su rock psicodélico sigue sin demostrar flaqueza alguna, y eso que me generaba dudas como iban a funcionar en el Ray Ban, escenario notablemente abierto. Pero tanto temas nuevos como “Comanche Moon” o “Currency” funcionaron igual de bien que cualquier otro paseo por su ya impecable legado de rock psicodélico guitarrero. En el recuerdo nos quedará una soberbia e intensa “Young Men Dead” prácticamente cerrando el concierto.

ELECTRÓNICA OSCURA Y EXPERIMENTAL PARA ACABAR

Todo para volver al “más allá” para ver que tenía en mente Aphex Twin para su actuación de casi dos horas en su regreso al Primavera Sound. Si bien parece que la primera mitad de show fue bastante comedida en cuanto sus locuras más cercanas al noise que a la electrónica, el tramo final fue más cercano a “zapatilleo” denso que quizás era dudo para alguien no demasiado habituado al género. Al menos los visuales nos regalaron un momento muy gracioso cuando comenzaron a aparecer El Pequeño Nicolás, Chiquito de la Calzada, Leticia Sabater

Siguiendo con el show nos pasamos al segundo escenario más pequeño del festival para ver a los veteranos industriales de Skinny Puppy, algo que quizás debería sonrojarnos por la importancia histórica de la banda (aunque ya sucedió con otros como Napalm Death por ejemplo), sobre todo porque si las cuentas no me fallan debía ser esta su primera actuación en España. Su “Down the Sociopath Tour” nos traía una actuación entre lo teatral y lo ridículo, con la parte musical perfectamente cubierta por el liderazgo de cEvin Key y el sensacional trabajo a la batería de Justin Bennet. Nivek Ogre se dedicó el concierto a repasar las estrofas de un repertorio bastante variado a través de su discografía, mientras una especie de minotauro (un pipa de la banda disfrazado) le iba clavando agujas de juguete con sangre por el traje. Nos quedamos eso si con poder ver por fin temas como “Assimilate” y “Worlock” cy una sensación que en un escenario más grande y con más tiempo la cosa habría sido mucho mejor.  

Cerramos así una excelente jornada de conciertos que veía como Dj Tennis se daba un baño de masas enorme. Inevitable pensar que hay bandas que nunca nos fallan en la que fue mejor jornada del festival, a pesar de ser la más coja en cuanto a cabezas de cartel. Esto es Primavera Sound.

RESEÑA DEL VIERNES

RESEÑA DEL SÁBADO

Contenido relacionado

1 de junio de 2017