/Crónicas///

Placebo – Madrid (30/07/2014)

Brian Molko, Stefan Olsdal, Steve Forrest
9.0
Palacio de los Deportes, Lleno
Precio: 40

Los londinenses llegaron a Madrid para presentar, más tarde que en el resto de países, su último álbum Loud Like Love. Arrancaron con la fuerza eléctrica de su tema B3, la oscura feminidad de Brian Molko se transformaba en dureza y potencia. Así también comenzaban los primeros ataques de histeria por parte de un público que, aunque maduritos, parecían adolescentes en el primer concierto de su banda favorita. Y es que los miembros de Placebo ya cuentan con veinte años de trayectoria a sus espaldas, pero durante todo el directo dejaron ver que se mantienen en buena forma. Mantuvieron la esencia electrónica con For What It’s Worth incitando a bailar hasta saltar. A continuación llegó el momento de interpretar el tema que da nombre a su último trabajo y, aunque a mucho les pese, es que es a lo venían. Pero sí es cierto que se echó de menos la esperada sorpresa de sus canciones más míticas. Aunque tampoco fueron todos temas tan sumamente recientes, y el estribillo de Every You Every Me vibró con nostalgia y euforia al mismo tiempo.

Retomaron su reciente disco con de Scene of the Crime y seguían subiendo los decibelios con un sonido más enérgico que en la grabación, como sucedió con la mayoría de las canciones.  La impecable interpretación de Placebo conjugaba muy bien con la generosa acústica del recinto, consiguiendo así un directo limpio y potente.  Pero la intensidad empezó a bajar en una segunda parte con temas mucho más relajados, como el romántico Too Many Friends, y menos mal que fue así porque algunos de los asistentes se encontraban al borde del colapso. Aquí he de hacer un inciso, y es que a mi lado se encontraba una groupie de unos cuarenta años que sólo le faltó lanzar el sujetador al grito de “Brian I love you”. Sinceramente no me esperaba este tipo de actitud en un concierto de este estilo, pero quizás cuando un grupo es tan famoso puede rodearse sin querer del fenómeno fan más comercial.

El tema Space Monkey sirvió como paso a un momento psicodélico, las luces rojas acompañaban a la penetrante voz de Brian mientras la música sonaba con gran contundencia en el estribillo. Ya se iba acercando el final y fueron intercalando temas dispares entre sí, así sonaron Meds, Song to Say Good Bye y la aclamada Special K, que hizo vibrar todo el pabellón y reveló que en el caso de Placebo la añoranza no engaña y siguen sonando igual o incluso mejor. Para el colofón reservaron The Bitter End, pero en absoluto fue un amargo final, el aplauso masivo y la euforia demostró la satisfacción de todos los presentes. La apoteosis se mantuvo hasta que volvieron a parecer en el escenario para el bis de cuatro temas. Arrancaron de nuevo con el insinuante piano que abre Begin the End, pasando por Running up the Hill y despidiéndose definitivamente con Infra-Red y una delirante distorsión de sonidos. El concierto finalizó tras una hora y media exacta, en la que se compaginaron momentos ácidos a la vez que cautivadores. Placebo sigue manteniendo un carácter muy personal que les hace conservar a sus más fieles seguidores y ganarse también a las nuevas generaciones.

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30 de julio de 2014