/Crónicas///

Pájaro – Bilbao (21/02/2013)

8.5
Kafe Antzokia, 30 personas
Precio: Gratis

Una sala muy vacía es la que recibió a Pájaro en Bilbao. Una pena que tanta gente se perdiera un concierto de tal magnitud al ridículo precio de 6 euros. Ah no, espera, gratis. Efectivamente el concierto, enmarcado dentro del programa GPS (Girando por Salas), cambió a gratuito a una semana vista. ¿Tal vez en vista del resultado esperado? Una pena como decimos.

Porque del concierto no pudimos sino concluir que el sevillano es un excelente músico y frontman, su banda (otros dos guitarristas, bajo y batería) es de lo más sólida y su estilo, tan inconfundible y fuera de época que resulta magnético. Como una continuación de Silvio, al que versionaría en los bises, Pájaro porta la tradición del rock andaluz y en ella caben garage, surf, psicodelia, swing, western fronterizo, canción italiana…

Andrés Herrera Ruiz se mostraba contento aunque con cierta resignación de congregar menos de 50 personas en una sala cuya capacidad prácticamente multiplica por 10 esa cifra. Para colmo, se veía mucho andaluz entre el público, suponemos que algunos amigos, otros simpatizantes del estilo de su tierra. Lo cual por supuesto está muy bien pero no deja a la parroquia rockera autóctona en el mejor lugar. Y es que la carrera de Pájaro ha pasado por formaciones magnas de Sevilla como Pata Negra, Kiko Veneno o el citado Silvio, entre otros por lo que se trata de una figura digamos ya muy encumbrada en ciertos ámbitos pese a que en otros pueda ser un nombre relativamente nuevo. Pero no hace falta más que escuchar «Santa Leone» par darse cuenta de que no es un debut al uso.

O contemplar el concierto y basta ya de divagar porque la banda hechizó desde el primer momento con mucha más electricidad que en estudio, derrochando psicodelia, reverb y wah-wah. E incluso en los momentos más lentos donde Pájaro templaba más la voz crepitaba la electricidad por debajo creando esos tonos tan del oeste. Aunque sin duda el carácter de Pájaro eran sus repetidos silbidos que explicaban su bautizo.

Poca gente acogiéndole en definitiva pero muchos muy activos, bailando y pidiendo más, entre comentarios con solera y también sorna del carismático artista. Así que sólo podemos ponerle una pega al concierto. Y esa es que, los conciertos del GPS, deberían ir acompañados de un acuerdo para que una sala o promotor local difundiese el evento. O eso o buscar salas de un tamaño más acorde. Porque nos queda la impresión de un gran esfuerzo (económico y público por un lado, de trabajo por parte de una banda de Sevilla que llega a Bilbao) que cae en saco roto.

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21 de febrero de 2013