/Crónicas///

Neil Halstead – Bilbao (12/03/2014)

8.0
Kafe Antzokia, Medio
Precio: 12/15€

Confieso que soy un profano total del trabajo de Neil Halstead en solitario. Es más, ni siquiera he dedicado demasiado tiempo a Mojave 3, banda que formó tras la disolución de Slowdive, una de las formaciones punteras del llamado shoegaze (ahora reunidos, por cierto). Esto mismo, el hecho de tener por aquí a la cabeza visible de Slowdive fue parte del atractivo pero saber que iba a estar interpretando el debut de The Velvet Underground convertía la cita en algo diferente, algo a lo que poder ir a ciegas.

La sala registraría así un lleno medio, pero nadie puede creerse que Neil Halstead, bajo ese nombre, llenaría entre semana medio Kafe Antzokia sin el reclamo de la Velvet y más en unas fechas de reivindicación póstuma del legado de Lou Reed. El músico siguió el guión marcado y con su banda (bajo, guitarra, batería y teclista) interpretó semejante retahila de temas inmortales. Comenzaron a sonar los bucólicos tonos de «Sunday Morning» y con ellos afloró la desagradable sensación de que el guitarrista, que permaneció sentado durante todo el concierto, no pensaba alterar demasiado las originales. Desagradable porque ciertamente una banda de versiones no era lo que queríamos ver, sino más bien cómo un alumno aventajado rendía homenaje a las peripecias psicodélicas y ruidosas de sus maestros. Afortunadamente el reverso shoegazer estaba a punto de dejarse ver y es que una vez culminada la parte vocal, el tema no desapareció en plácido fade-out sino que fue ya alargado con cataratas de ruido.

Más o menos esta fue un poco la tónica, hubo partes más fieles, partes más arriesgadas y sobre todo momentos para despacharse con la catarsis psicodélica. De hecho a veces daba la sensación de que hubiera sido mucho más placentero para todos que la banda hubiera hecho interpretaciones radicalmente libres, quizá un enfoque totalmente atmosférico del disco. Porque si bien algunos de los momentos más pop como «I’m Waiting for the Man» fueron cambiados de tono y melodía con acierto quizá para no caer en la complacencia del hit, en general el respeto, que Halstead mostraba con alguna frase de inseguridad entre canción y canción, posiblemente le impidió tomar más riesgos.

Por otro lado, aunque la teclista hacía coros femeninos, es obvio que no se trataba de Nico y por tanto, fue Halstead el que llevó la voz cantante en «Venus in Furs» o una «All Tomorrow’s Parties» que se antojó perfecta para los mimbres de ruido volátil de la banda. Una banda que supo respetar el aire pop e incluso folk de algunos pasajes, derivando otros hacia el ruido más insistente y ensoñador, demoledor aunque sin llegar al noise, quizá gracias a un sonido muy bien ajustado. Lo bueno del asunto es que ¿quién ha visto a la Velvet en directo? Bajo tal contundente argumento las pocas pegas que se puedan poner a la recreación, se disipaban por completo.

La cara b del disco discurrió por similares parámetros e incluso mejores, ya que el hecho de contener algunos temas más oscuros -dentro de lo que cabe para un disco así de icónico- parecía jugar en favor de la banda y su confianza a la hora de adaptarlos a su formación y habilidades con Halstead haciendo las melodías mientras su compañero, de pie, se movía en el trance de los campos de electricidad que generaba. Seguramente sonaron más potentes en el sentido de actuales que la Velvet, lo que no significa más salvajes, ni tampoco tan crudos. Porque por mucho énfasis en el droneo de «European Son» que pusieran, poco puede haber más salvaje que los ruidos de violas del excéntrico John Cale.

Y finalmente llegó la parte más arriesgada de la noche y que personalmente aplaudo. Quizá esperábamos que la banda regresara para interpretar algún otro tema insigne de la Velvet. Lo mismo hasta de Lou Reed. O de lo contrario, algunos temas desbordantes de electricidad del propio Neil Halstead. Pues no, el artista regresó al escenario en solitario para regalarnos 3 hermosas piezas de folk-rock dulce, oscuro y emocional. Seguramente como bises fueron algo atípico, pero ni por un momento deseamos que estuviera tocando otra cosa. Si este «performing» vale para que Halstead pueda regresar a tocar sus propias canciones, ahora que ha demostrado que merecen la pena, bienvenido sea doblemente.

 

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12 de marzo de 2014