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Monkey Week – El Puerto de Santa María (09/10/2015)

7.3
varios recintos,
Precio: varios precios

El comienzo de Otoño para el melómano andaluz pasa por el Monkey Week. El pasado puente del Pilar grupos, medios, sellos y público migramos una edición más a la Ciudad Musical conocida el resto del año como El Puerto de Santa María para encontrarnos, ver a varios de los mejores grupos del panorama nacional actual y quizá descubrir algunos de los que lo serán el día de mañana. Nosotros vivimos así la primera jornada del evento.

 

VIERNES

Compromisos laborales y problemas de logística nos impidieron llegar a El Puerto hasta bien avanzada la primera jornada, que bien poco tiene ya de fiesta de presentación como hace unos años y se ha convertido en un día más del festival con todas las de la ley. Una vez instalados, recorrimos las familiares calles Larga y Luna sumergiéndonos en el buen ambiente habitual del festi, hasta llegar al escenario de La Cristalera. Los ‘putos Sexy Zebras‘. según ellos mismos, estaban sobre el escenario descamisados descargando una buena cantidad de decibelios. A veces recordaban a RATM, otras a Muse, y nosotros no pudimos sacarles más que un rato entretenido.

Cambiamos de ámbito y en la peculiar sala Super 8, que permite ver los conciertos tanto de lado conforme se va entrando como de frente cuando la masa lo permite, asistimos al primer gran bolo de Monkey Week 2015. Miraflores se comían literalmente la escena con sus riffs enfermos herencia de la no wave y el post-punk y la entrega total de su frontman Capitán ERC, que escupía demonios con cada frase. Lástima de los pilares de la sala, que imposibilitaban la visión desde varios ángulos. Aún así, viendo que tocarían aún un par de veces más los siguientes días, no me extrañaría que los sevillanos saliesen con un buen puñado de nuevos seguidores.

Crudo Pimento

Una vez finiquitados, salimos hacia la sala Mucho Teatro para toparnos de bruces con el primer revés del evento. Problemas técnicos harían que las puertas permanecieran cerradas durante una hora, retrasando toda la programación de este espacio y afectando al organigrama que muchos se habían traído de casa. Esto hizo que especialmente la actuación de los que inauguraban el espacio, Crudo Pimento, se resintiera. El dúo tuvo que recortar tiempo y optó por hacerlo de la cháchara informativa de Raúl. Una pena, porque si bien ofrecieron un concierto impecable en lo técnico, se vio desprovisto de cierto corazón sin dichos comentarios que explican de dónde viene su peculiar unión de grindcore, música experimental y ritmos regionales que forman parte indisociable de sus shows.

Seguimos tragándonos las consecuencias del retraso cuando tuvimos que decidir después entre dos bandas que a priori no iban a coincidir: Biznaga y Rosvita. Con dolor, volvimos a la Super 8, aunque por suerte la decisión se nos mostró acertada. Con un carisma que tira para atrás, sobre por parte de su batería vestido de ¿jugador de fútbol de carnaval?, el cañón Rosvita no dejó ningún tipo de respiro con su rock marciano guiado por desquiciantes teclados que puso al apretado público de la sala en ebullición. Nos dejamos los oídos en la sala, pero mereció la pena con creces.

Toundra

Finalizamos la jornada con los siempre eficaces Toundra. Convertidos ya en una especie de estrellas del rock instrumental patrio, el cuarteto madrileño sabe ya cómo ganarse a todo tipo de público; desde jóvenes fans que se pegarían por las baquetas al final del concierto, hasta el veterano curtido en miles de conciertos. Mucho tiene que ver en ello su actitud frente al directo, que lejos de situarse en el estatismo propio de las bandas de post-rock, remite al hard rock de estadio con esos saltos conjuntos que parecen preparados y las frecuentes llamadas de Esteban al público desde el borde del escenario. Pero claro, lo importante es la música, y mientras consigan que temas como «Magreb» o «Strelka» sigan llegando con tal intensidad al interior de uno continuarán siendo una banda ganadora.

 

Fotos: Javier Rosa

 

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