/Crónicas///

Isobel Campbell & Mark Lanegan – Sevilla (01/12/2010)

Isobel Campbell, Mark Lanegan, banda
7.5
Teatro Central, Casi lleno
Precio: 20 €

Teníamos nueva cita en el Teatro Central, la que se ha convertido sin ninguna duda en la sala de conciertos por excelencia de este último trimestre del año en Sevilla. Tras Delorean y Pony Bravo del lado nacional, y el gran Greg Dulli desde el otro lado del Atlántico, ahora recibíamos a su colega (y no sólo en Gutter Twins) Mark Lanegan junto a la ex-Belle & Sebastian Isobel Campbell, que venían a presentar su ya tercer álbum juntos, Hawk.

Nada más llegar, se confirmó lo que sospechábamos: muchos de los que estaban allí habían venido más que nada a ver a Lanegan, cosa que seguro muchos habían dado por imposible o incluso algo sacado de un sueño ya desde los lejanos tiempos de los Screaming Trees; desconociendo o ignorando que Isobel es la única compositora de este peculiar dueto (¿ruda leyenda de la era grunge junto a ángel escocés proveniente del pop de cámara?) y que sin ella no habría canciones ni discos de la pareja. A su favor decir que también se escucharon comentarios de entusiasmo por ver a Isobel (aunque menos), y la verdad es que, ya fuera por uno, otro, o ambos, el Central estaba bastante lleno. Es lo que tiene poder ver a dos estrellas por el precio de una, incluso aunque la otra no te interese tanto.

Así las cosas, poco después de las nueve apareció sobre el escenario el hijo de Paul, Harper Simon. No nos gustó nada que no hubiesen descorrido las butacas para la ocasión, cosa que ya sospechábamos visto el número de entradas a la venta, pero que al certificarlo en vivo nos hizo pensar en el terrible dolor de espalda que nos produciría el estar durante dos horas y media contemplando y oyendo música fundamentalmente acústica y calmada. En cuanto a Simon, pues hizo lo que pudo para defender él solo durante media hora parte de su debut en solitario; comenzando con la Velvet e intercalando a los Kinks para atraer la atención, pero que aún así, y a pesar de derrochar una gran simpatía, no pudo evitar la desbandada de mucha gente que prefirió volverse al bar. Aún así, tocó lo justo y necesario y, a pesar de no tener ni de lejos el talento de su padre, sus canciones sonaron frescas y dignas de cierto interés.

Tras bajar del escenario, Isobel y Mark nos hicieron esperar durante media hora; tiempo de sobra para que la banda de acompañamiento afinara instrumentos, calibrara micrófonos e incluso descansara otros quince minutos más. Se hicieron de rogar, pero al final aparecieron y comenzaron justo por donde empieza su último (y mejor) trabajo, la balada “We Die and See Beauty Reign”. A partir de ahí, durante cuatro o cinco canciones siguieron con la primera mitad de dicho disco, por lo que también cayeron pronto la excelente “You Won’t Let Me Down Again” o “Come Undone”.

Llamó poderosamente la atención la pose de ambos artistas: Mark con su habitual look chulesco y severo, casi siempre leyendo las letras de las canciones desde un estrado, sin sonreír en apenas ningún momentos (dos veces, y más bien por cortesía) y mirando a veces como si nos perdonara la vida; e Isabel con expresión de pasmo, mirando al techo, y cambiando continuamente de las voces al violoncelo, la pandereta o diversos juguetitos de percusión y efectos (maracas, palillos, etc). Se veía a la legua que las canciones eran de la chica, que se concentraba para hacerlo lo mejor posible, y que Mark era un invitado a cantar su obra, aunque menudo invitado. No hay que olvidar, por cierto, la labor de los cuatro músicos de acompañamiento, que hicieron sonar sus instrumentos de forma impecable y que derrocharon gran profesionalidad, patente más si cabe en un concierto de carácter en su mayor parte preciosista y delicado.

Una vez cumplido el primer cupo de nuevos temas, la cosa cambió de tercio y empezaron a soltar temas de sus dos discos anteriores o de los trabajos de Campbell en solitario: “Saturday’s Gone”, “Honey Child What Can I Do?”, “Ramblin’ Man”, “Come On Over (Turn Me On)”, «Black Burner”… hasta que Lanegan dijo hacia el mital del evento, ‘thank you’, y se marchó. Con cara de tontos nos quedamos mientras Isobel seguia como si nada con “To Hell & Back Again”, sin ninguna expresión de asombro o rechazo en su rostro. Por suerte, a las dos canciones volvió a subir y continuaron repasando su obra conjunta, con vueltas a su tercer disco como la preciosa “Time of the Season” o la frenética “Get Behind Me”.

Tras una hora y poco, bajada general del escenario y el consabido bis. Cuatro temas más y la gran sorpresa de la noche: “Wedding Dress” de Bubblegum, del que sigue siendo último disco en solitario de Lanegan. Un buen broche que, junto a la firma de autógrafos posterior en el vestíbulo, ponía algo más de color a una bonita noche, técnicamente excelente y con cierto corazón, aunque se viera algo empañada por la fría puesta en escena de sus dos protagonistas, con respecto al público y entre ellos mismos. Y es que el hacer encajar dos bellas voces a la perfección, si no se hace con más complicidad, puede llegar a producir cierta sensación de falsedad o vacío. O lo que es lo mismo: muy bonito todo, pero faltó emoción.

 

 

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1 de diciembre de 2010