/Crónicas///

Interlude – Erandio (29/12/2012)

8.0
Sala Sonora, De medio a 3/4
Precio: 6 €

Siempre es un placer asistir a conciertos a precios asequibles y de cartel intachable. De modélico podemos calificar un Neila + Interlude por 6 euros y en una buena sala. Si les sumamos unos Wayne cuya propuesta en directo aún no conocíamos y que estuvieron a la altura, aún mejor. La excusa para esta nueva expedición de los zaragozanos a su siempre querida Euskadi era presentar en vinilo «A La Deriva», un disco en el que ahondan en el castellano y en los registros más melódicos.

De eso hablaremos luego ya que también Wayne venían desde Cantabria para presentar el split editado con Neila. Son practicantes una música agresiva en la que podían caber varias influencias, pero el metal de tintes hardcore de Deftones o Will Haven pareció ser la más resonante. Dentro de ese metalcore bien entendido tienen sus riffs más estilo Mastodon, sus momentos de ralentización más sludge (el tema que sacaron al vocalista de Roman Castevet, entre otras bandas a hacer dobles voces), etc. La parte intensa y brutal la tienen y sonaron con garra, pero tal y como nos pareció al escuchar los temas del split, echamos de menos los ganchos en las canciones en las que mucho nos tememos que encontramos partes a las que agarrarnos que son las que a la larga te hacen quedarte con unos grupos sobre otros.

Todo lo contrario de sus compañeros de disco Neila a los que estamos acostumbrados a ver, que no cansados de ello. Disfrutaron de un muy buen sonido y esta vez para variar situaron al teclista al centro, que cada vez tiene más protagonismo también en el compartido aspecto vocal de la banda. Lógicamente basaron el repertorio en esos temas nuevos (algunos ya van adquiriendo carácter en directo como «El Tiempo del Lobo») para dar paso a los que para nosotros son ya clásicos del «Danza de Nieblas». De hecho, la mayor sorpresa del setlist fue la ausencia de la propia «Danza de Nieblas», cuyo épico final acostumbraba a cerrar sus conciertos. Así que cerraron de una forma mucho más seca e inesperada un concierto que se hizo corto. El quinteto casi siempre nos consigue hechizar con su fuerza telúrica y con los años la cosa no hace sino mejorar.

Finalmente llegaron Interlude que iban a firmar un concierto en la misma tónica. Es decir, son años ya viéndoles triunfar por aquí, lo mismo en un gaztetxe o bar de escasos metros cuadrados que teloneando a unos Mono o unos Envy. Su concierto a día de hoy es más versatil que nunca, con matices mucho más melódicos, mayores dosis de post-rock y rock alternativo para enriquecer su música combativa. Porque el punk y por tanto el post-hardcore debería ser más actitud que sonido y mientras las canciones sean buenas, tanto da.

Por supuesto en directo el resultado se recrudece y lamentablemente las letras no se comprenden tan bien, pero lo que está claro es que temas de nuevo cuño como «Olvido» o «Viernes de Nakba» encajan ya como piezas relevantes de su repertorio. Y es verdad que algún tema como «La Voz de los sin Voz» con esos aires post-punk en el estribillo pueden hacerse algo extraños, pero es la lucha siempre loable de una banda por trascender sus límites. Además, rescataron también temas cuya temática parece cada vez más viva como «El valor de otra ocasión perdida», el francés de «Les Miserables» con «Contre Le Monde» y hasta se hicieron un par de bises que no fueron tales, ya que ni siquiera desaparecieron del escenario.

Si alguna pega podemos poner al concierto fue, ajeno a las bandas, el ambiente general… lo de tocar en una sala propiamente dicha con su pequeño «abismo» banda-público no favorece la cercanía y el amplio hueco en las primeras filas no ayuda a la mejor de las comuniones, lo que no deja el mejor marco para un concierto, sobre todo como el de Interlude. Pero repetimos, inmejorable plan.

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29 de diciembre de 2012